Detrás de todo gran hombre...

Hace años, debo reconocerlo, la parte trasera de los hombres no era un sector que me moviera el morbo de manera significativa. A los hombres los apreciaba por su parte delantera. Como si esa zona, solo la parte de un todo magnífico, fuera la síntesis misma de la sensualidad viril.
Mi desconocimiento, semejante a cuando no nos atrae un determinado platillo porque en realidad jamás ha sido probado, era sin dudas algo que limitaba mis degustaciones a la hora del amor. Y no fue sino a través de un gran amor que tuve, cultor y autoridad indiscutible de los traseros masculinos, que me introdujo (valga la redundancia), en el maravilloso e inagotable arte de la adoración de los culos de hombre. Desde entonces, no sólo ya no me es para nada indiferente la parte trasera de los varones, si no que, junto con esa incorporación a mis gustos eróticos, también vino mi propio redescubrimiento de cada uno de los placeres "posteriores", actividad que sigo explorando actualmente.
Suculenta porción de anatomía masculina, zona adorablemente vulnerable de cualquier macho, punto de contacto y a la vez de entrega, magnánimo manjar que jamás nos bien sacia... Saludemos pues, caballeros, a su majestad: el culo.


































Comentarios

  1. Lo más fascinante de los culos es que uno puede ver deliciosas bolas colgando... Ah, otra noche más con hermosos sueños peludos. Abrazos!

    ResponderEliminar
  2. BrunOso,
    me parecen muy tiernos estos comentarios tuyos antes de irte a dormir...!, ve, hijo mío... que descanses bien!

    ResponderEliminar
  3. También yo debo confesar que no empecé a apreciar hasta bien entrada mi madurez las enormes posibilidades eróticas que puede llegar a brindarnos esta parte del cuerpo masculino, y no solamente en lo que se refiere a la parte externa de la misma -admirable en algunos casos como, y es sólo un ejemplo, en el de la primera fotografía-, sino también, y sobre todo, en su interior, cuya honda íntimidad no es tan solo una apertura a un único placer, el fálico, sino que es también todo un pequeño mundo recelosamente resguardado que se nos abre, como excitante fruta madura, a quienes, deleitándonos con sus particulares y exclusivos sabores, somos conscientes de estar, a la vez, proporcionando un delirante placer a aquel que nos lo ha ofrecido.

    Asi, pues, yo también, aunque antimonárquico convencidísimo, rindo pleitesía a su Majestad el Culo Masculino.

    ResponderEliminar
  4. Leyendo a Franco y a Albert parece ser que se trata de un gusto adquirido. Y yo no soy la excepción. El interés y la fascinación que me produce un jardín trasero bien tupido es de reciente data. Si antes mi atención se centraba principalmente en apreciar cuán redondas o bultosas eran las nalgas, hoy se enfoca más bien en la frondosidad que puebla el espacio entre ellas. Y aunque mi experiencia física en este ámbito es prácticamente nula, tiendo a pensar que no hay gozo más intenso que el que surge del deseo genuino de entregar y recibir placer a través de esta parte tan íntima, tan oculta, tan nuestra. Su entrega total adquiere una dimensión más profunda, plena y consciente que marca la diferencia entre el verdadero éxtasis y un vulgar polvo casual. Reitero que son ideas mías, pudiendo los más versados reafirmar o refutar tales impresiones. De la entrega de hoy, definitivamente la foto nº8, donde la espléndida pubescencia escrotal y perineal brilla bajo la hermosa luz de este frío otoño austral. Una invitación más que tentadora que agradezco infinitamente.

    ResponderEliminar
  5. Hola, señores... hoy vengo muy tarde porque hoy se me fue buena parte del día arreglando los detalles de un viaje que, les comparto, estoy seguro que será maravilloso. Voy a la Ciudad de México la próxima semana a un Congreso de Mercadotecnia... ¿y a quién creen que voy a buscar? Exacto! A ver qué nuevo estudio fotográfico logramos esta vez... pero fuera de eso, es un hombre maravilloso.

    Sobre esta galería... ¡Bucatos di cardinale, Maitré Franco! Yo siempre he tenido una fascinación por las caderas de hombre (el otro día hablaba de los vaqueros, y aquí que se estila mucho ese estilo al vestir... ya se podrán imaginar el buffet que es pasear en la calle!) y desde siempre he ido a por nalgas... me fascina besarlas, rozarlas, acariciarlas... y ni qué decir de los culos! Más que el hecho de besar y lamer; lo que me prende de pasarme ahí un muy buen rato es el mar de temblores y sensaciones que puede despertarse desde lo más recóndito del ser de un hombre; como que siempre parece desconocer qué placeres tan extáticos oculta ese rincón tan íntimo... es un momento mágico!

    Yo en lo personal no se por qué a un beso intenso en el culo le dicen "beso negro"; si cuando lo sientes lo ves todo blanco, luminoso... deslumbrante! Sólo por recordar lo que es ese placer les mando uno a cada uno... húmedo, ardiente... con todo cariño! Cuánto durará? Lo que ustedes quieran... mas cinco minutos!

    ResponderEliminar
  6. Lo has dicho muy bien Deep: “Esta parte tan íntima, tan oculta, TAN NUESTRA", y si resalto lo último es porque en las relaciones heterosexuales (me atrevería incluso a decir que en un 99% de ellas) el interior del culo de los hombres es tabú, como si solamente los homosexuales tuviéramos la gran sensibilidad erógena que se halla en esta zona.

    Esta llamémosla “caraceterística” en nuestras relaciones confirma mi teoría que lo que hace distintas las relaciones entre hombres es que precisamente por el hecho de ser ambos hombres, ambos también saben qué está sintiendo en todo momento su pareja, y es por ello que en las relaciones que no son, como también bien dices, un vulgar polvo casual, no existe ningún tipo de prejuicio a la hora de, como en el caso que nos ocupa, ofrecer nuestro culo o de ser receptores del deseo de nuestra pareja.

    Mis relaciones con otros hombres, aunque a veces más seguidas con algún amante, siempre han sido esporádicas, y es por ello que, como decía en mi anterior comentario, no fue hasta bien entrada mi madurez cuando alguien me hizo descubrir los sublimes placeres que atesoramos en el interior de nuestro culo, y digo con gran satisfacción que, a partir de entonces, también he sido yo quien en más de una ocasión he hecho descubirlo a otros hombres que, como yo por aquel entonces, no eran conscientes de poder disfrutar de esta zona tan erógena.

    En fin, resumiendo, porque ya veo que me estoy enrollando: Que el culo no sólo sirve, ni mjuchísimo menos, para que te lo follen. ;)

    Manu, querido: Acepto, claro que acepto tu húmedo y ardiente beso, y ten la seguridad que ahora mismo, a consecuencia de haber estado hablando de ello, siento toda esta zona tan empapada que quizás ni lubricante necesitaría para que, seguido del largo y apasionado beso, todo el grueso de tu verga me penetrara.

    Señores: Lo siento, pero me he puesto a mil, y voy inmediatamente a poner remedio contemplando las imágenes 27 y 28 (7 y 6 por abajo, respectivamente).

    ¡Mil gracias por estar diariamente ahí, y buen viaje y magnífica estancia en Ciudad de México, Manu!

    ResponderEliminar
  7. Anónimo8/4/18, 5:17

    Nada más delicioso que lamer un pene peludo, pero bien peludo...Esos ricos pelos que vienen abundantes desde el ombligo, señalando el camino de nuestra presa, deliro de placer cuando encuentro un frondoso pubis que adorna la base del pene y continua en una gruesa línea hasta el ano...Ummm!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

LO MÁS VISTO EN ESTE MES:

De la belleza clásica

Miscelánea gráfica #112