Destacado de hoy

Dror Barak - (aka Roman Ragazzi)
1974 - 2012

Comentarios

  1. Oh, please! WTF! This guy's dead!! EW***

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  2. Hola Franco ; Hola Gente Linda:

    Franco amigo, no te voy a contestar lo que me escibiste ayer,no por falta de argumentos, sino poque lo ire haciendo a traves del tiempo.
    Si decirte, que todo lo que yo escribo admite respuestas, como las que vos me das.
    Tambien agregar que,salvo algunos seres entrañables de mi familia me he criado en un ambiente que piensa argumentos mas, o argumentos menos igual a lo que lo que vos planteas en lo político y sin embargo guardo por ellos el mas grande de los afectos.
    Alguna vez creo que en alguna historia mencioné a mi único hermano diez años mayor que yo (y creo sin lugar a dudas el hombre que mas amé y amaré)él y desde una vision mas crítica que la tuya esta politicamente en la vereda enfrentada a la mia,nos decimos cosas terribles, pero en lo de fondo estamos de acuerdo y yo lo sigo queriendo a el y a su familia y el me quiere a mi con su familia.
    A mi no me preocupan los raspajes porque no dejan cicatrices,lo que si me precuparía serían las heridas de la intolerancia si regreso y de eso, si este fuera nuestro caso (vos y yo) me separaría inmediatamente.
    Cuando uno hace el amor tambien se raspa,puede tolerar alguna herida, sufrir algun dolor,pero jamas ,creo, tolera la destrucción.


    Es para mi curioso que hayas elegido a Roman Ragazzi bellísimo hombre, que se suicidó este año sin causa aparente, pero que segun los rumores lo habría hecho por lo imposible que le resultó llevar una doble vida como militar y diplomatico israelí y estrella porno.
    Tiene que ver con lo que pienso, quisiera, desearía que no hubiera más en el mundo ningun Roman Ragazzi que se suicide por llevar una doble vida por su sexualidad.
    Claro esta, la gente se suicida por diversas razones; pero por la que se le atribuye a esta persona, creo que cada cual, desde su lugar tendría que tratar de evitarlo.

    Abrazo

    José II

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  3. Hola a todos,

    Llevo un par de días ausente de la tertulia pues estoy intentando ser un buen anfitrión para personas muy queridas por mí y que están pasando unas jornadas aquí, en BCN, procedentes allende los mares.

    Ahora que encontré un hueco, pude leer y ponerme al día de los comentarios de la tertulia. Al respecto, y en estas jornadas tan convulsas, sólo puedo decir que sí, en efecto: me hice mayor; mucho más de lo que imaginaba.

    Me doy cuenta de que el ciclo de la vida, a partir de un determinado momento, no deja de ser un bucle reiterativo sin fin y que, con los años, acabamos conociendo y viviendo situaciones cíclicas que, por recurrentes, son reiterativas: las noticias sobre la vuelta al cole, el cambio de estaciones, todas y cada una de las efemérides sociales que se celebran a lo largo del año… año tras año.
    Y es gracias a ese bucle retroalimentado, a esas cíclicas constantes y reiteradas repeticiones, cuando uno percibe que prácticamente todo deja de ser novedoso, que todo “le suena” que todo se convirtió en un “déjà vu”.
    Es con ellas cuando uno se da cuenta que ya se hizo mayor.

    Pronto hará un año que estuve por primera vez en La Argentina. Buenos Aires me fascinó y me impactó a partes iguales, entre muchas miles de razones, por las enormes similitudes que hallé con mi “campamento base”, es decir, con la Barcelona… de hace treinta años.
    Fue, para mí, un “retorno al pasado” pues esas similitudes me retrotrajeron a mi juventud, a esa Barcelona, a esa España de los ochentas que viví intensamente y que, para bien o para mal, ya es historia.

    En ese viaje pude, a mi manera, constatar una vez más que la teoría de la relatividad del tiempo de Einstein es, en realidad, muy fácil de formular y verificar. No hacen falta sesudos cálculos científicos ni sofisticadas instalaciones de alta tecnología: basta con desplazarnos, con ir ubicándonos en distintos puntos del planeta para, por comparativa, darnos cuenta de cuán “hacia delante” o “hacia atrás” en el tiempo está nuestro respectivo “campamento base” en relación al lugar del globo que hayamos decidido visitar.
    Doy por seguro que, si algún día consigo ir a Japón, tendré la sensación de estar viviendo mi “regreso al futuro”, que seré espectador de lo que se vivirá en mi campamento base, de lo que será Barcelona… dentro de treinta años.

    Y ese viaje a la Argentina del pasado año lo enlazo con el momento presente y, sí: una vez más, el impacto, el “déjà vu”: otra vez los treinta años.
    Y gracias a esa “relatividad del tiempo” observo que, treinta años después, los hechos son miméticos y que lo único que cambia son los actores y el escenario, el foro, el teatro donde se representa la función. Pero el libreto es el mismo y, por tanto, el final absolutamente predecible. Basta con un simple ejercicio objetivo de documentación, de hemeroteca, de historia de los últimos treinta años.
    (sigue)

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  4. (cont)
    Porque en España, justo ahora hace exactamente treinta años, en un escenario de crisis monumental, de terrorismo atroz, de ninguneo internacional, de la nada por futuro, quienes gobernaban tomaron una decisión sin precedentes. Fue, tal y como la propia historia ratificó, la huída hacia delante de unos gobernantes que necesitaban imperiosamente salir del propio atolladero en el que ellos solitos se habían metido. Tras las soflamas de rigor, los vítores enardecidos y las bravatas del soberanísimo pueblo que les alzó en la mayoría más absoluta jamás soñada y nunca antes alcanzada, llegó el momento de la verdad, llegó el momento del “zahle, bitte”, rotunda expresión alemana que, más o menos, podemos traducir por “la cuenta, por favor”.

    Porque llegó la hora de pagar. Y aquella decisión, quienes la tomaron, la tasaron unilateralmente en una peseta, en 0,006 céntimos de euro.
    Pero el coste no fue ese. Ni mucho menos. Fue peor. Mucho peor.

    Treinta años después, y tras más de mil procedimientos judiciales, “la cuenta” salió por miles de millones de euros de los que, obvio, cualquier mente sensata pensaría, con toda la razón del mundo, que deberían pagar de su bolsillo quienes tomaron la decisión sin precedentes.
    En cualquier parte del mundo, sea cual sea la ideología imperante, los médicos, los abogados, los arquitectos, los ingenieros deben pagar, obligatoriamente, un seguro de responsabilidad civil en caso de mala praxis… pero los políticos no.
    Porque hete aquí que, en cualquier parte del mundo, quienes detentan el máximo poder y, por tanto, por su mal ejercicio, pueden ejecutar la más atroz mala praxis están, consuetudinariamente, exonerados de pago.
    Y treinta años después, el soberanísimo pueblo español, tras más de mil resoluciones judiciales, sigue pagando unas mil millonadas de euros como consecuencia de la mala praxis de unos políticos que se fueron a sus casas impolutos, de rositas, jaleadísimos y sin haber puesto un céntimo de sus peculios por su nefasto ejercicio.

    A día de hoy, es tan, pero tan absolutamente enorme la cifra de “La Factura”, es tan, pero descomunal que toda la clase política, en un consenso, en una anuencia obscenamente vomitiva, acordó por unanimidad cubrirla con un velo de silencio, no desvelarla jamás… y, por supuesto, seguir pagándola… con el sudor del soberanísimo pueblo. Iustitia dixit.

    Dice la cita judía: “Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla”; y Josep Pla, uno de los hombres de pueblo más universales que dio la humanidad mentó: “El aldeanismo se cura viajando”.
    (sigue)

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  5. (cont)
    Soy consciente que en esta era que me tocó vivir será conocida como “La Era de la Mediocridad”; nunca antes la humanidad en su conjunto encumbró en todas partes a tanto mediocre a las más altas cúspides… con unos pueblos que han decidido olvidar el conocimiento, ningunear el pasado, viajar sin ver y abandonarse al sesteo bajo el guindo al más puro aldeanismo.

    Hoy, treinta años después, me ha costado mucho intentar ser un buen anfitrión, pues mis invitados de allende los mares me han expresado su preocupación. Sí, están preocupados. No les es nada grato lo que reciben de allá y lo que escuchan acá, porque lo que reciben de allá y lo que escuchan acá son auténticas barbaridades. Odio y salvajismo puro y duro desde ambas orillas.
    La expresión más goyesca del bastonazo aldeano.
    A garrote y tentetieso.
    Desde ambas orillas.

    Y todo porque, en esta Era de la Mediocridad, acá y allá, allá y acá, que lo mismo da, quienes se creen que gobiernan “a divinis” se han empecinado en echarse mutuamente un pulso de la forma más tabernaria posible: codo en mesa, brazo remangado, bícep tatuado… sólo para ver quién la tiene más larga y gorda.

    Y porque, allá y acá, acá y allá, que lo mismo da, los soberanísimos pueblos les jalean como a auténticos gladiadores y, así, claro, con semejantes comparsas, hasta el más mediocre se cree hombre.

    Pero cuando esos gobernantes mediocres, de acá y allá, allá y acá, que lo mismo da, hayan acabado de echarse el pulso, seguramente harán lo que todos los tabernarios de su ralea: irse juntos de putas, o a cazar elefantes, o ambas cosas; total, a la hora de pagar la fiesta, ya pagarán los respectivos y soberanísimos pueblos…

    Y digo todo esto porque jamás pensé que todo lo de allá lo tuviese tan acá; tan cerca de mí como nunca hubiese podido imaginar, hasta tal el extremo que, a día de hoy, con un simple acepto por mi parte la argentina pasaría a ser, de inmediato, mi cuarta nacionalidad.

    Y digo todo esto porque esta tarde, paseando con mis invitados de allende los mares, hemos recalado en el cruce de la Avenida Diagonal con el paseo de Gracia.
    En esa Milla de Oro, en ese cruce, Barcelona tiene su Obelisco: es chiquito, es feo y es ignorado por todos.
    Pero esta tarde, nos hemos detenido a observarlo en silencio.
    Y orientados a poniente, viendo el atardecer, me dirigí a mis invitados diciéndoles: “mirad: hoy el cielo es Buenos Aires”.
    Y me entró una tristeza enorme, porque sí: treinta años después, lo rememore todo: ahí estaba el bucle, el “déjà vu”, el más de lo mismo.
    Y si treinta años después, nadie entonces aprendió la lección, nadie la aprenderá ahora.
    Y sí: treinta años después, seguimos olvidándolo todo.
    Y sí: treinta años después, seguimos viajando poco.
    Y sí: treinta años después, nos condenamos a repetir.
    Y sÍ: treinta años después, me hice mayor. Muy mayor.

    Ortolani, “Zahle, bitte”

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  6. Hairy, Franco, no imaginan lo que admiro la facilidad que tienen ambos para redondear ideas en forma concisa y clara.
    Yo no, como no puedo hacerlo la mayor parte de las veces me callo, porque enseguida choco feo.
    Pero sobre este tema no puedo callarme, yo recuerdo haber escuchado, en una radio de esas "capilla", puesta bajita porque los opositores vivíamos con miedo, lo de : ¡alpargatas sí, libros no!!!, "para que queremos dólares, ¿acaso alguno de Uds. ha visto un dólar alguna vez", o "cinco de ellos por cada uno de los nuestros".. De eso hace más de 60 años, nuestro país estaba a la cabeza de latino-américa. Y todos sabemos donde esta hoy!!! lo único que mantuvimos es un odio visceral de "unos contra otros", pero nos jodimos todos!!!
    Bueno, todos no, que unos cuantos quedaron bien prendidos, con facilidad para nadar pecho o espalda , pero siempre flotando arriba!!!
    disculpen, me merezco un buen tirón por traer malas ondas, pero.... a veces no aguanto!!
    Es que como dice Hairy, estos H de P no se responsabilizan por las que se mandan!!! ayer levantando la mano para privatizar, y, los mismos, hoy la levantan para volver a nacionalizar, ¿alguien duda que en cada una de esas operaciones queda siempre la misma mano untada?
    Y los mismos pelotudos que se joden?

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  7. Mis queridos amigos: ¿qué puedo decirles este día para levantar los ánimos que percibo muy tristes? Me da un no se qué... entre ayery hoy las jornadas han sido durísimas... el temblor de Chile, lo que sucede en Argentina, lo que ocurre por rebote en España (aderezado con elefantes y fracturas). En fin! Desde anoche los he tenido muy presentes.

    Yo quisiera, en alusión al pesimismo que veo sobre el hoy de nuestro mundo, compartirles una anécdota personal que me ocurrió justamente ayer y tiene que ver con el flamante hombre que engalana el post de hoy: en los últimos días me he sentido muy abatido por ver nuevamente esfumarse la oportunidad de construír una relación notable con un hombre... normalmente yo me pongo a hablar en voz alta con Dios dentro de mi auto para llegar a mis propias conclusiones de por qué me pasan ciertas cosas (más bien, siento que yo le hago preguntas y él pone las respuestas en mi voz); y bueno... en la vía de al lado mientras estoy lamentando en por qué de mi mala suerte veo pasar un cortejo en camino al panteón. Veo eso y de repente de mi voz sale: "Ahí tienes a alguien que ya no se va a lamentar por amores... y por nada más... porque al morir ya no hay vuelta atrás... ¿quién te dijo a tí que estás viviendo el fin del mundo? Todavía hay camino por andar". ¡Y eso es cierto!

    ¿Qué tiene que ver esto con Roman Ragazzi? Quizás él se dejó vencer antes de tiempo y sintió que ya no podía más. ¿Qué pasa con nuestros pueblos? Vemos las cosas pasar y tomamos una actitud pasiva sin actuar desde nuestras propias trincheras; o lo que es lo mismo: nos vamos dejando morir poco a poco día tras día. Y yo digo: mientras haya vida... ¡siempre hay una oportunidad de hacer la diferencia!

    (continúo)...

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  8. En mi perspectiva personal les cuento que este año cumplo 10 años de Renacimiento... de un hecho en el que por azares de la vida tuve que replantearme toda mi existencia; desde lo más básico hasta lo más complejo... y lo más fácil hubiera sido tirarme al piso y decir "¿Por qué a mí? ¿Por qué a mí? ¡No puedo con esto! ¡Ya no quiero seguir!" Y seguí... y aquí estoy. Por favor no me malinterpreten; no digo esto con soberbia... lo digo porque me gusta sentir que pude hacerle frente a la adversidad y que ahora puedo voltear la vista atrás y ver los malos tiempos con una sonrisa diciéndoles "¡GRACIAS por dejarme conocerlos!" Bien lo dice una canción de Paolo Vallesi que ahora se escucha mucho en voz de Sergio Dalma:

    Tienes que poner
    los dedos en tu herida
    y entonces sentirás
    LA FUERZA DE LA VIDA
    que te conducirá, lo sé,
    amor; ya lo verás
    a la salida que hoy no ves...

    (si gustan escucharla con Sergio den un clic aquí; o si conocen a Emmanuel, uno de los cantantes mexicanos más brillantes, también los invito a escuchar su versión aquí... es una de las letras que más me han conmovido en mi vida)

    Me gustaría que vean que cada día, a pesar de los problemas, de las decisiones de unos pocos que nos afectan a muchos, de ser parte de naciones que comandan seres aparentemente sib sentimientos;
    cada uno de nosotros es UN UNIVERSO con una capacidad tremenda de TRANSFORMAR nuestro propio entorno y el de los que nos rodean. No esperemos que ni los políticos ni nadie venga a tocar nuestra puerta a darnos a manos llenas. Si nadie llega, uno mismo es el que debe LEVANTARSE y CREAR. En resumen: NADA ESTÁ PERDIDO, SEÑORES. ¡SIGAMOS CAMINANDO! Todos lo necesitamos... y no lo hagamos mas que por nosotros mismos; ya después veremos cómo cambia nuestro alrededor. ¿Que somos un grano de arena en medio de esta playa inmensa que es el universo? Sí, lo somos... ¡así que A TRABAJAR EN NOSOTROS, GRANOS DE ARENA! ¡Arriba ese ánimo!

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  9. Y recuérdenlo, señores: LOS QUIERO UN CHINGO, CABRONES!!!
    Ortolani: ¡una ronda de tequila añejo por los tiempos idos y los que vendrán!

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  10. José II,
    gracias por tu respuesta. Y sentite libre de contestar lo que quieras. Pero con respecto al tema sobre el que me explayé tanto ayer, por mi parte es un tema cerrado del que no quiero volver a hablar. Ya dije mis razones y por tanto, me es necesario ponerle punto final. Es importante tener en cuenta, José, que si a vos no te preocupan los raspajes, puede haber personas aquí que nos sintamos mal con ellos. Por mi parte, ya dije lo que tenía que decir ayer al respecto.
    No. No todo tiene que ver con todo. Cuando uno hace el amor, no raspa. De eso estoy totalmente seguro.

    Hairy,
    Chapeau, hermanito.
    (sólo estas dos palabras puedo decir. Ya hemos charlado mucho sobre esto, y sabes que agregar algo a tu clara manera de decir las cosas, sería casi un sacrilegio)

    Seba,
    hay un concepto muy iluminado que me hizo levantar las cejas. Para los que me conocen, saben que es uno de los gestos que me caracteriza, sobre todo cuando algo me entra en lo más profundo (no se imaginen cosas chanchas que estoy hablando en serio, che)
    Y es este:
    "De eso hace más de 60 años, nuestro país estaba a la cabeza de latino-américa. Y todos sabemos donde esta hoy!!! lo único que mantuvimos es un odio visceral de "unos contra otros", pero nos jodimos todos!!!"
    Tampoco tengo más nada que agregar a eso, porque el concepto es perfecto a mi modo de ver. No es casual que los argentinos no podamos consensuar, oponer con altura, o actuar en conjunto en pos de un objetivo noble. Sólo sabemos odiarnos, formar siempre dos veredas, y en este momento, igualito que Venezuela como lo señalara nuestro tertuliano venezolano, tenemos un país dividido por la mitad. Claro, como bien decís, en el ínterin somos todos los que nos jodemos.
    No sé, tal vez cuando dejemos de ver las manos untadas (de hoy y de siempre), nos quede una motivación fuerte como para salir de esto.

    Manuel,
    Creo que siempre serás el paladín de la fortaleza, la alegría de vivir, y del optimismo para este café. Quienes saben de tu dura travesía, me darán la razón sin dudarlo.
    Comparto totalmente tu forma de ver las cosas, las decepciones, las pérdidas, incluso las tragedias que la vida nos pone en el camino. Por tanto, tampoco me considero una persona pesimista.
    Estar triste no es del todo malo, porque de alguna manera estamos manifestando con nuestro ánimo lo que nos quita por momentos la felicidad. Y eso no tiene que ver con ser pesimista. Como tampoco tiene que ver con ser pesimista ser inconformista. Y eso, sí, creo que siempre tendré una tendencia al inconformismo, debido a una búsqueda permanente en base a mi creencia de que es posible alcanzar cada vez más la excelencia. Que en definitiva es estar mejor. Pero cuando uno está mejor... ¡qué bueno es saber que siempre se puede estar mejor que eso!
    Gracias por tus palabras, y lamento profundamente que esa ilusión que tenías se haya truncado antes de florecer, amigo mío.

    Hasta mañana, familia del café.

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