Magnetismo II

Y ese magnetismo del que hablaba ayer, queda siempre indivisiblemente asociado a los vellos.
No hay imán mayor para mí.
Es imposible evitar esa atracción. Y me temo que con los años esa deliciosa adicción tiende a agravarse.
Me pregunto si los hombres somos conscientes de lo que provoca nuestra vellosidad en los demás. ¿Hasta qué punto conocen esos alcances aquellos que, indiscriminadamente, abusan de la depilación y las máquinas de afeitar que todo lo neutralizan a su paso?
Hace unos días, en el tren, mis ojos se fueron directamente hacia un tipito muy atractivo que vestía una camiseta muy suelta y sin mangas. La prenda a duras penas podía cubrir su pecho velludo y sus tetillas rosadas y puntiagudas. ¡Qué gran decepción fue constatar que, al alzar los brazos, sus axilas estaban perfectamente depiladas, ostentando una piel rosadita y suave como la de un bebé!
Casi inmediatamente, me volví hacia la ventanilla. El anodino paisaje urbano, de pronto, era mucho más entretenido.

























































Comentarios

  1. Extraordinaria galeria, un festín para la vista; hombres como la Naturakeza los dotó, no como los muñecos depilados o afeitados que parecen de plástico. Gracias infinitas
    Fabrice

    ResponderEliminar
  2. Fabrice,
    no hay nada que agradecer, sólo comparto lo que a mí también me fascina... los hombres naturales y la maravillosa geografía de sus diseños velludos.
    Abrazo

    ResponderEliminar
  3. Fabrice tiene razon. Un hombre joven o maduro que sea debe tener mucho vello en el pecho, cojones, culo. Es natural, a menos que por razon biologica no tiene ningun pelo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

LO MÁS VISTO EN ESTE MES:

Miscelánea gráfica #111

Cada cuatro años

Sentir el latido