Contrariamente a los gustos actuales en donde el tamaño sí importa, en la antigüedad, Grecia lideró la tendencia a valorar y admirar a los penes pequeños, que ensalzaban las virtudes esenciales de la masculinidad. Por tanto el miembro pequeño era un aspecto codiciado en el macho alfa. Pues los hombres ideales eran dioses, héroes, atletas, etc., y todos ellos eran representados con genitales minúsculos y nunca erectos, mientras que las vergas gruesas, a menudo excitadas, peludas y descomunales correspondían a los sátiros o a todo tipo de hombres que de las más altas virtudes descendían a los más oscuros vicios, a la decadencia y al caos. En definitiva, el pene grande, para los antiguos griegos, describía al hombre vulgar, salvaje y bárbaro. Tantas veces nos hemos intrigado por lo excesivamente pequeños que a veces aparecen los penes de las estatuas clásicas, pero claro, lo bello, era otra cosa. La galería de hoy no olvida aquellos principios apolíneos. Veamos:
Nos fijamos en caracteristicas del pene, si es gordo, largo, pequeño, grande, recto, ladeado o curvo. Pero pasamos de largo su calidad "mágica", que hizo que sea reverenciado y adorado en todas las civilizaciones. A parte de ser "dador de vida" es uno de nuestros órganos muchas veces independientes de nuestra voluntad. Crece cuando queremos y él quiere; otras si él no quiere se queda flojito desesperandonos. O se levanta majestuoso si se le antoja poniendonos en situación avergonzante.Es un buen compañero, excelente, pero a veces imprevisible. E IMPRESCINDIBLE.
ResponderEliminarFabrice
Fabrice,
ResponderEliminartu comentario me hizo pensar, porque, ah!, tantas veces ha pasado lo que decís!. Es muy lógico (y frecuente), pensar en nuestro pene como si fuera otra persona, porque OMG!, vaya si parece eso todo el tiempo!, y, además, esa "persona", siempre es un amigo. Es muy raro escuchar a alguien hablar de su pene como si fuera un enemigo. Y como todo amigo, es alguien que al principio de la relación no coincide con los gustos, ni con el ánimo, ni con los tiempos de uno. Hay temporadas de simbiosis total tanto como de alejamiento y peleas. Nada más exacto que eso en la época cuando los dos (uno y su pene), son adolescentes. Sin embargo, esa es la época donde ambos comprueban lo que comentás, que uno no puede vivir sin el otro, y que ese compañerismo es imprescindible.
En fin. Después de un "compañerismo" de 54 años, de TANTAS cosas vividas juntos, tantas aventuras, enamoramientos, desilusiones, fantasías, realidades, llantos y risas (el pene también llora y ríe, claro), parece ser que ahora él y yo nos hemos fundido en una sola persona. No puedo hablar de "él" como alguien ajeno a mí, creo que él soy yo. Y no sé lo que dirá él, digo, si le preguntan tal vez les conteste. Pero no creo.