Adictivo

No, si es que no tengo remedio. Lo sé. Soy un adicto. Sé, desde hace tiempo, que lo seré toda mi vida. Estos días pasé por un período de abstinencia (obligado, por cierto, no por voluntad propia), pero hoy es el día. Hoy vuelvo a mi adicción. Y si no me creen, vean esta galería de hombres desnudos, semidesnudos, o a punto de desnudarse. Así se comprenderá mejor el delicioso objeto de mi incurable (como todas) adicción.
En fin... todo se ve muy bien verdad?

























































































































Comentarios

  1. Franco mi cumpleaños es el 27 de enero me preguntaba si me podrías hacer un post

    ResponderEliminar
  2. Franco Bentornato dalla vacanza. Cada uno de esos hombres es una maravilla en si. Velludos con pinga y cojones de verdaderos machos y virile.

    ResponderEliminar
  3. Dicen que lo primero que un adicto debe hacer para combatir su enfermedad es aceptar su condición; pero en este caso considero que la declaración se hace no para buscar una salida a la adicción... ¡sino para adentrarse más y más en ella!

    Ojalá todas las adicciones fueran
    como esta que tenemos, mi querido Gaucho de Oro... no es nociva para la salud (por más que ciertos moralistas persignados digan lo contrario), no engorda (bueno, sí... pero después se recupera la figura) y sus efectos secundarios no se padecen... ¡Se disfrutan!

    Los machos peludos son como las buenas obras de arte, mi querido Franco: las admiras de arriba a abajo, de izquierda a derecha, por horas y horas... y por más que creas conocerlas, siempre descubrirás detalles nuevos en ellas, rasgos que quizás siempre habías visto, pero que según sea el entorno y la circunstancia, descubres y gozas.

    En conclusión... ¡Sí! Yo también lo acepto, SOY UN ADICTO y lo seguiré siendo a mucha honra, no me quiero rehabilitar... ¡Al contrario! Quiero seguirme adentrando en este Paraíso... cada vez más... ¡Mucho más!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

LO MÁS VISTO EN ESTE MES:

Miscelánea gráfica #111

Cada cuatro años

Sentir el latido