De la belleza clásica
Contrariamente a los gustos actuales en donde el tamaño sí importa, en la antigüedad, Grecia lideró la tendencia a valorar y admirar a los penes pequeños, que ensalzaban las virtudes esenciales de la masculinidad. Por tanto el miembro pequeño era un aspecto codiciado en el macho alfa. Pues los hombres ideales eran dioses, héroes, atletas, etc., y todos ellos eran representados con genitales minúsculos y nunca erectos, mientras que las vergas gruesas, a menudo excitadas, peludas y descomunales correspondían a los sátiros o a todo tipo de hombres que de las más altas virtudes descendían a los más oscuros vicios, a la decadencia y al caos. En definitiva, el pene grande, para los antiguos griegos, describía al hombre vulgar, salvaje y bárbaro. Tantas veces nos hemos intrigado por lo excesivamente pequeños que a veces aparecen los penes de las estatuas clásicas, pero claro, lo bello, era otra cosa. La galería de hoy no olvida aquellos principios apolíneos. Veamos:
No deja de asombrar la "independencia" de este miembro, parte de nuestro cuerpo, que crece , decrece, se mueve, late, a su antojo. No siempre "obedece" a nuestro deseo para mantenerse erguido o para decrecer cuando lo deseamos. Siempre listo, pero con un dejo de capricho.
ResponderEliminarGracias por estos 60 cortos.
Fabrice
Esa "independencia" tal vez sea su aspecto más fascinante, tanto cuando la sentimos en el otro como en nosotros mismos. Hay personas que toda la vida considerarán a su pene como si se tratara de otra persona, un amigo con quien hablar (!) o bien como si fuera la personificación del diablo. Sin embargo, es también increíble como nuestro miembro forma una misma cosa con nuestro ser más íntimo.
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