Contrariamente a los gustos actuales en donde el tamaño sí importa, en la antigüedad, Grecia lideró la tendencia a valorar y admirar a los penes pequeños, que ensalzaban las virtudes esenciales de la masculinidad. Por tanto el miembro pequeño era un aspecto codiciado en el macho alfa. Pues los hombres ideales eran dioses, héroes, atletas, etc., y todos ellos eran representados con genitales minúsculos y nunca erectos, mientras que las vergas gruesas, a menudo excitadas, peludas y descomunales correspondían a los sátiros o a todo tipo de hombres que de las más altas virtudes descendían a los más oscuros vicios, a la decadencia y al caos. En definitiva, el pene grande, para los antiguos griegos, describía al hombre vulgar, salvaje y bárbaro. Tantas veces nos hemos intrigado por lo excesivamente pequeños que a veces aparecen los penes de las estatuas clásicas, pero claro, lo bello, era otra cosa. La galería de hoy no olvida aquellos principios apolíneos. Veamos:
Esos culitos al aire, en contraste con la virilidad de frente que aún en reposo tiene un aire casi combativo, parecen tan vulnerables, tiernos, que impulsan a acariciarlos.
ResponderEliminarFabrice
¡Ohhh!, 54 sorpresas. Personalmente sí prefiero los vellohomos con los "pantalones bién puestos", porque precisamente me brindan la oportunidad de quitárselos. Jajaja. Algo que se sugiere, porque no es explicito, siempre desemboca en una gran curiosidad. Aquí me encontré 3 regalos a medio desenvolver: el # 7, el # 22 y el # 41. Descubrir lo que hay debajo de sus camisas, imaginar sus manos y sus pies, pensar y repensar sobre lo que ocultan discretamente detrás de sus piernas, es simplemente provocador y placentero.
ResponderEliminarGracias Franco. Saludos.