Contrariamente a los gustos actuales en donde el tamaño sí importa, en la antigüedad, Grecia lideró la tendencia a valorar y admirar a los penes pequeños, que ensalzaban las virtudes esenciales de la masculinidad. Por tanto el miembro pequeño era un aspecto codiciado en el macho alfa. Pues los hombres ideales eran dioses, héroes, atletas, etc., y todos ellos eran representados con genitales minúsculos y nunca erectos, mientras que las vergas gruesas, a menudo excitadas, peludas y descomunales correspondían a los sátiros o a todo tipo de hombres que de las más altas virtudes descendían a los más oscuros vicios, a la decadencia y al caos. En definitiva, el pene grande, para los antiguos griegos, describía al hombre vulgar, salvaje y bárbaro. Tantas veces nos hemos intrigado por lo excesivamente pequeños que a veces aparecen los penes de las estatuas clásicas, pero claro, lo bello, era otra cosa. La galería de hoy no olvida aquellos principios apolíneos. Veamos:
Pobrecitos médicos y enfermeros, la tentación es grande. Uno está semi o totalmente desnudo y las manos de ellos se vuelven autónomas; el médico que invariablemente quiere hacer tacto al paciente sin problemas de prostata o el enfermero acariciando bolas y pene cuando la curación debía efectuarse más arriba de esta zona.
ResponderEliminarFabrice
Bonjour Franco
ResponderEliminarExcellent sujet , ça me rappelle lorsque je travailler comme Aide Soignant dans un Hôpital
Des patients de tout âge , beaux comme des dieux avec des sexes en érection pendant la période des soins je leur faisais aussi la toilette intime
Ma jouissance intérieure c'est que parmi eux il y avait certainement des homophobes et que moi gay à 100% je faisais bander ces mecs ...lol
Agréable semaine bel Homme ainsi qu'à tes lecteurs
Bisous
Patrice
ResponderEliminarAide Soignant!!! J'imagine que ce travail aura été l'un des plus inoubliables de votre vie.
Bisous
Fabrice,
ResponderEliminarCreo que todos soñamos con ese médico que en vez de revisarnos el brazo vendado nos inspecciona inexplicablemente otras zonas.
Algo así me pasó cuando tenía 16, pero mi ingenuidad y desconcierto juveniles, desperdiciaron la oportunidad única. Siempre me arrepentí...