De la belleza clásica
Contrariamente a los gustos actuales en donde el tamaño sí importa, en la antigüedad, Grecia lideró la tendencia a valorar y admirar a los penes pequeños, que ensalzaban las virtudes esenciales de la masculinidad. Por tanto el miembro pequeño era un aspecto codiciado en el macho alfa. Pues los hombres ideales eran dioses, héroes, atletas, etc., y todos ellos eran representados con genitales minúsculos y nunca erectos, mientras que las vergas gruesas, a menudo excitadas, peludas y descomunales correspondían a los sátiros o a todo tipo de hombres que de las más altas virtudes descendían a los más oscuros vicios, a la decadencia y al caos. En definitiva, el pene grande, para los antiguos griegos, describía al hombre vulgar, salvaje y bárbaro. Tantas veces nos hemos intrigado por lo excesivamente pequeños que a veces aparecen los penes de las estatuas clásicas, pero claro, lo bello, era otra cosa. La galería de hoy no olvida aquellos principios apolíneos. Veamos:
Sentado, con un cigarrillo en su mano izquierda, calcetines largos, blancos y marrones (o verdes, lo siento soy muy malo con los colores ��) y botas marrones. Composición extraña... pero por eso me ha gustado.
ResponderEliminarY una expresión ensimismada casi impenetrable. Dan ganas de saber qué es lo que está pensando...
ResponderEliminarHay algo casi magico o regal en admirar la foto de un hombre maduro bien velloso. No importa la talla de su hombria si la tiene erecta o en reposo. La posa es importante y la seguridad que comunica. Por tonyitalian
ResponderEliminarGran colección de hombres maduros que conservan ese atractivo en sus facciones, (ya sea con expresion seria, o pensativa, seguros de ellos mismos) y en toda su anatomía, magnífica en la mayoría de ellos. Para acabar, la sonrisa del protagonista de la última foto es irresistible. Un saludo a todos.
ResponderEliminarel camino recorrido.. puede ser largo o no.... pero siempre encontrarás al costado algo que te asombre, y te haga pensar que recien lo comienzas.... recuerda a Machado: se hace camino al andar...
ResponderEliminarTony,
ResponderEliminarPienso que es el gran aporte que hacen los años a la expresividad del rostro. Una expresividad que tiene la posibilidad de ser más fina cada vez.
Henri,
Gracias por tu comentario. A propósito de la última foto, es una de mis preferidas, no es casual que la haya dejado para cerrar el post. Me alegra que coincidamos en los gustos.
Seba,
Totalmente de acuerdo con vos. Hace 14 años yo no pensé que habría de enamorarme otra vez. Estaba en un error, pues aquí sigo en ese estado. El vivir algo que te vuelva a asombrar no tiene nada que ver con los años o con la trayectoria, como si el hecho de haber vivido en ella tantas cosas bellas tenga que ver con cerrar capítulos definitivamente. No, parece que esos "asombros", nos durarán hasta que, por lo menos, tengamos la capacidad de recrearlos una y otra vez.