LO MÁS VISTO EN ESTE MES:
Mezcladito de fin de mes
Día de teteras
Cándido y tierno reposo
Cuán fascinante resulta contemplar el sexo viril descansando plácidamente sobre sus mullidos y peludos cojines (¿o debo decir "cojones"?). Todo ahí resume ternura, paz, y habla de la inquietante belleza de la calma cuando ésta es preludio latente del más mínimo cambio de actividad. Asistimos expectantes al excitante espectáculo, y así, podríamos quedarnos horas en ese recóndito acto de observación. Como cuando se contempla el sueño del hombre amado, mirar -o también hacer algo más que mirar- una verga en estado de reposo, es una de las vivencias más encantadoras que pueda haber en el mundo de la sensualidad masculina compartida. --------------------------------- Nota del autor: Cuando vuelvas mañana, ya no las verás tan dormidas.
¿Porqué tan solitario? Falta de confianza...allá voy para traspasar el umbral de tu delicia...
ReplyDeleteJeje
Besos en ...
Hermosa foto de perfil Don Pepe, ese pelo entrecano despierta bajas pasiones de seguro
ReplyDeleteBueno, no creo que esté solitario del todo, fíjese que el que le tomó la foto estaba muy cerca y después de inmortalizar semejante pose, seguramente debió quedarse a hacerle compañía al mushasho, digo sho.
ReplyDeleteAh!, y estoy muy de acuerdo con el Anónimo que ha recibido, Don Pepe querido.
¡Ouaaaaghhaahhhghoooooooaghhh! ¡Qué domingo tan rico! (Yo estirando los brazos)
ReplyDeleteTienes razón Don Franco! El fotógrafo seguramente calmó esas ansias tan íntimas del modelo.
Me pongo a pensar como serán esas caricias en solitario de los tertulianos de este acogedor Café....
¿Cómo se acariciará el Turco, Manu, Don Deep, Sebas, Hairy, ConMaduros, El Piloso, Henry...y usted mismo, el Gran Tahur de esta Café-Taberna?
No cabe duda que esa intimidad es tan espevial, tan secreta que con pocos la compartimos. A mi me pasa que aún con mi compañero de las tres décadas, me ruboriza cuando me sorprende en esas caricias en solitario.
Y no me refiero a ese machacar urgente de la verga para encontrar la satisfacción aliviadora. ¡No! ¡Por supuesto que no! No me refiero al pajeo que busca descargar de inmediato una tensión y que como todo tiene su momento.
Hablo de ese disfrutarse con seducción y lascivia, que da el desearse y amarse sin rubores a uno mismo y donde el tiempo no tiene límites y en la que el pecado es una mentira. Ese tiempo en el que el orgasmo se prepara con el mismo esmero que cuando estás con tu pareja o en un nuevo encuentro que ha encendido todas tus papilas de placer.
Recorro las imágenes de esos tertulianos a los que conozco como amigos y que tienen una imagen real en mi mente. Y empiezo a imaginarme como se acariciaran en la intimidad...
Mmmmm, creo que es hora de tomar una ducha. ;-)
Besos querido Don Franco.