Cuán fascinante resulta contemplar el sexo viril descansando plácidamente sobre sus mullidos y peludos cojines (¿o debo decir "cojones"?). Todo ahí resume ternura, paz, y habla de la inquietante belleza de la calma cuando ésta es preludio latente del más mínimo cambio de actividad. Asistimos expectantes al excitante espectáculo, y así, podríamos quedarnos horas en ese recóndito acto de observación. Como cuando se contempla el sueño del hombre amado, mirar -o también hacer algo más que mirar- una verga en estado de reposo, es una de las vivencias más encantadoras que pueda haber en el mundo de la sensualidad masculina compartida. --------------------------------- Nota del autor: Cuando vuelvas mañana, ya no las verás tan dormidas.
Uffff se me hace agua la entrepierna estoy cachondisimo y ver esas fotos se hace subir por las paredes jijijij quien quuere charlar un poquito por WhatsApp +34645664384
ReplyDeletePequeñas promesas, indicios, que hacen volar la imaginación.
ReplyDeleteDesde que tenia 8 años de edad que me encanta mirar esos pelos que se asoman por los escotes de los hombres, este post me remonta a mi infancia y mis primeros placeres visuales hacia mi mismo sexo.gracias por tanto (como extrañe vellohomo estos días)
ReplyDeleteFabrice,
ReplyDeleteSí!, son esas promesas que irresistiblemente no podemos dejar de mirar. Cada uno de esos indicios tiene un magnetismo enorme.
Hernán,
Qué precocidad!! ya a los ocho eras todo un gourmet de pelos. En mi caso, no recuerdo bien cuando me fijé en los pelos de los hombres, estoy seguro que yo a esa edad ya me sentía seducido por la belleza masculina, claro, pero no sé si era consciente de que los vellos iban a definir tanto mis gustos.
Bienvenido, saludos!