Cuán fascinante resulta contemplar el sexo viril descansando plácidamente sobre sus mullidos y peludos cojines (¿o debo decir "cojones"?). Todo ahí resume ternura, paz, y habla de la inquietante belleza de la calma cuando ésta es preludio latente del más mínimo cambio de actividad. Asistimos expectantes al excitante espectáculo, y así, podríamos quedarnos horas en ese recóndito acto de observación. Como cuando se contempla el sueño del hombre amado, mirar -o también hacer algo más que mirar- una verga en estado de reposo, es una de las vivencias más encantadoras que pueda haber en el mundo de la sensualidad masculina compartida. --------------------------------- Nota del autor: Cuando vuelvas mañana, ya no las verás tan dormidas.
Sin duda provoca olerlas, lamerlas, sopesarlas y masajear con la lengua cada una de ellas procurando meter en la boca las dos...
ReplyDeleteMuy buen post, saludos.
Amén, Lazarito.
ReplyDeleteSaludos!
Por supuesto que no eres el único, Gaucho de Oro! Los testículos despertan toda una vorágine de reacciones y acciones (no al revés) que nos ponen en contacto con nuestro lado más primitivo... ¡Despiertan puro y duro instinto animal!
ReplyDeleteLa parte mas bella del cuerpo masculino despues de la pinga y un pecho muy peloso. La mas carnosa y pesadas son las mejores claro.
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