LO MÁS VISTO EN ESTE MES:
Mezcladito de fin de mes
Día de teteras
Cándido y tierno reposo
Cuán fascinante resulta contemplar el sexo viril descansando plácidamente sobre sus mullidos y peludos cojines (¿o debo decir "cojones"?). Todo ahí resume ternura, paz, y habla de la inquietante belleza de la calma cuando ésta es preludio latente del más mínimo cambio de actividad. Asistimos expectantes al excitante espectáculo, y así, podríamos quedarnos horas en ese recóndito acto de observación. Como cuando se contempla el sueño del hombre amado, mirar -o también hacer algo más que mirar- una verga en estado de reposo, es una de las vivencias más encantadoras que pueda haber en el mundo de la sensualidad masculina compartida. --------------------------------- Nota del autor: Cuando vuelvas mañana, ya no las verás tan dormidas.
Oh, por Dios... Creo que si Santa Claus fuera así de cachondo yo también lo tendría secuestrado así en mi casa... ¡Qué tipo tan más exquisito! Lo soltaría hasta después de que me dejara darle varios regalos...¡Enormes! Se los ganó por ser un chico muy bueno... ¡Buenísimo!
ReplyDeleteAbrazos a todos los que se asomen por aquí... ¡Ortolani! ¡No me olvidé de ti, machote! Anda, ven... déjame desabotonarte esa camisa para decirte cuánto te he extrañado... se lo voy a susurrar a tu peludo corazón para que lo comprendas mejor...
Manu,
ReplyDeleteya lo creo que es exquisito.
El tipo de vellosidad que tiene, es de un equilibrio perfecto. En primer plano, su brazo izquierdo. OMG!; los brazos así me encantan... con esos pelitos que van subiendo hasta los hombros, dibujando formas y texturas... no es un brazo cubierto totalmente de pelos, hay espacios de piel sin vello, y ese contraste me fascina, siempre... y cuando uno los ve en la calle, con unas manguitas diminutas que a brazos alzados descubren el comienzo de la mata axilar... ah.... conviene tener el desfibrilador cerca. Hace poco, en un viaje aéreo, me tocó maravillarme con un azafato así, mangas cortas, por supuesto... ahhhhh....
Bueno, dejo aquí porque ya me entusiasmé.
Ortolani...!, un té de tilo.