Cuán fascinante resulta contemplar el sexo viril descansando plácidamente sobre sus mullidos y peludos cojines (¿o debo decir "cojones"?). Todo ahí resume ternura, paz, y habla de la inquietante belleza de la calma cuando ésta es preludio latente del más mínimo cambio de actividad. Asistimos expectantes al excitante espectáculo, y así, podríamos quedarnos horas en ese recóndito acto de observación. Como cuando se contempla el sueño del hombre amado, mirar -o también hacer algo más que mirar- una verga en estado de reposo, es una de las vivencias más encantadoras que pueda haber en el mundo de la sensualidad masculina compartida. --------------------------------- Nota del autor: Cuando vuelvas mañana, ya no las verás tan dormidas.
WOW!!! parece ser la primera reacción ante tantas maravillas, luego el "Oh my God" yanqui, seguido de un silencio reverente mirando embelesado cada una de las fotos. El N* 39, sexy, hermoso y elegante, una combinación imbatible y luego uno y otro, y otro más. La sensación del niño en una jugueteria, del lector en una libreria, la del goloso en una confiteria.....
ReplyDeleteGracias, Franco.
Fabrice
Fabrice,
ReplyDeleteAH!, tu comentario es muy lindo, y expresa todo lo que siempre aspiro de cómo un lector de VH reaccionaría ante cada post. Muy buena elección la del señor #39, un ejemplo bien clásico de vellosidad masculina. Y esa carita de "sho no hice nada para ser así", me encanta...
Querido goloso, es-coge el dulce que quieras, la casa invita.
Buenisimas fotos .Las que mas me gustan son las de cuerpo entero de frente
ReplyDelete