Cuán fascinante resulta contemplar el sexo viril descansando plácidamente sobre sus mullidos y peludos cojines (¿o debo decir "cojones"?). Todo ahí resume ternura, paz, y habla de la inquietante belleza de la calma cuando ésta es preludio latente del más mínimo cambio de actividad. Asistimos expectantes al excitante espectáculo, y así, podríamos quedarnos horas en ese recóndito acto de observación. Como cuando se contempla el sueño del hombre amado, mirar -o también hacer algo más que mirar- una verga en estado de reposo, es una de las vivencias más encantadoras que pueda haber en el mundo de la sensualidad masculina compartida. --------------------------------- Nota del autor: Cuando vuelvas mañana, ya no las verás tan dormidas.
Ufffffffffffffff sin comentariosssssssssssss
ReplyDeleteFede
Debemos arrodillarnos delante de muchas, seguro que más de uno ha quedado deslumbrado. Pero veo que la mayoría se han ecxitado y han tenido que terminar ante tanto falo?
ReplyDeleteVergas guerreras como soldados.
ReplyDeleteLes prometí una semana movidita...
ReplyDeleteQuiero mas!!
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