Una buena ducha (2)
Galería de hombres duchándose, solos y acompañados (2ª Parte)
Solsticio de invierno
¿Qué mejor manera de pasar el invierno que abrigado por el abrazo velludo del hombre que amamos? ¡Bienvenido, sensual invierno...!
LO MÁS VISTO EN ESTE MES:
Mezcladito de fin de mes
Día de teteras
Cándido y tierno reposo
Cuán fascinante resulta contemplar el sexo viril descansando plácidamente sobre sus mullidos y peludos cojines (¿o debo decir "cojones"?). Todo ahí resume ternura, paz, y habla de la inquietante belleza de la calma cuando ésta es preludio latente del más mínimo cambio de actividad. Asistimos expectantes al excitante espectáculo, y así, podríamos quedarnos horas en ese recóndito acto de observación. Como cuando se contempla el sueño del hombre amado, mirar -o también hacer algo más que mirar- una verga en estado de reposo, es una de las vivencias más encantadoras que pueda haber en el mundo de la sensualidad masculina compartida. --------------------------------- Nota del autor: Cuando vuelvas mañana, ya no las verás tan dormidas.
Viaje de placer
No necesitamos ajustarnos el cinturón para este viaje..., todo lo contrario...
Qué manera de comenzar este martes, bien hot
ReplyDeleteY el agua también está muy caliente. Buena semana!!!
DeleteSin duda alguna Franco, perfecto para un sauna y dusfrutar del placer jejejeje
DeleteMuchas gracias franco, igualmente para vos y todos ustedes!!!!
DeleteSorprende que un hombre en las duchas tenga una erección y que los demás actúen como si nada... ¿no habría que acudir en su auxilio?
ReplyDeleteYo acudiría
DeleteNo veo por qué no. Alguna vez fui acudido, es lógico que uno también acuda...
DeleteBuenas, cómo me gustan las duchas jaja, ese momento de estar todos en pelotas, mojados, es exitante y de mucha complicidad, no me ha pasado de q pase mas de un empalme pe porque puede pasar, m gustaria
ReplyDeleteEn vestuarios y duchas frecuentadas por "supuestamente" héteros, más de una vez he visto vergas ponerse duras, o al menos sospechosamente felices. Generalmente todo queda ahí, en esa deliciosa complicidad de la que hablás. Miradas furtivas, repetir una y otra vez el jabón y el enjuague justo ahí, duchas interminables..., ¿cómo no va a ser excitante?
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