Virilidad

Hoy nos quedamos mirando -un buen rato, claro- los brazos velludos de estos hombres.
Ahora que los días son más calurosos la ciudad se puebla de señores con sus camisas arremangadas y, en algunos casos, lo que se ve deja sin aliento. Inmediatamente, las fantasías más variadas se agolpan en mi cabeza y quiero ser abrazado y sujeto contra cada pecho.









































 

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