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Mostrando entradas de mayo, 2015

El Palacio Aráoz X

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Capítulo X  / Epílogo – Hombres muy calientes. R epentinamente, y sin haberlo querido, me había transformado de la noche a la mañana en alguien muy respetado en toda la casa. Al principio no entendía por qué, pero al fin y al cabo había contribuido al cambio que mejoró inesperadamente la calidad de trabajo de todo el personal. Todos se acercaban a saludarme, pero yo sabía que el verdadero héroe era Reinaldo, por el que empecé a sentir un afecto lleno de gratitud. Finalmente Gutiérrez había sido puesto de patitas en la calle y Reinaldo era el nuevo mayordomo. Todos respiraban una calma esperada por años y una nueva alegría invadió a los que trabajaban en el Palacio Aráoz. Había llegado la mañana del sábado y al día siguiente tendríamos franco. Me dirigía a mis tareas cuando Reinaldo, ya con su elegante atuendo de mayordomo, me llamó desde la escalera principal al entrar a la biblioteca. -Buen día, Fermín. -Buen día, Reinaldo... ¿o debo decirte Señor Heller? -N

El Palacio Aráoz IX

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Capítulo IX – Odio y deseo A l día siguiente, cuando me encontraba trabajando a media mañana, el Sr. Gutiérrez me citó en su despacho. Temblando por lo que podría pasarme, atravesé el pasillo con una palidez de muerto. Entonces me crucé con Reinaldo que al verme en ese estado cambió su eterna expresión de pocos amigos y, para mi asombro, se mostró amable conmigo. Me tomó suavemente del brazo y me preguntó: -Gómez ¿qué te pasa? ¿te sentís bien? ¿por qué esa cara? Yo estaba a punto de llorar y miré en silencio a ese hombre de ojos celestes intentando encontrar algún gesto amigable en su mirada. Lo cierto es que Reinaldo había cambiado mucho conmigo. Me miró inclinándose para indagar mi expresión, entonces no aguanté más y me desplomé en sus brazos. -Eh, Gómez, ¿qué pasó?... tranquilo, tranquilo... ¿querés contarme? -Me llamó Gutiérrez a su despacho. No me gusta nada esa citación, seguro que es algo muy malo, Reinaldo. -¡Ese hijo de puta!, ya me tiene harto.