El Palacio Aráoz VI
Capítulo VI – Cinco machos desnudos M is primeros días en la mansión habían sido muy agitados. Pero al cabo de un mes de estar allí, empecé a sentirme como en mi casa, ya que principalmente me llevaba muy bien con Hipólito y la verdad que la mayoría de mis compañeros resultaban ser extraordinarios. Hasta Reinaldo, que había mostrado su hosquedad al principio, me trataba un poco mejor ahora. Un día que el Sr. Gutiérrez consideró que el sector que tenía a mi cargo no necesitaba servicio, me fue encomendado hacer una limpieza general en el patio y sala de estar del garaje. Allá fui con mis utensilios. Las dependencias del garaje contaban con un baño grande y una sala donde los choferes y mecánicos tenían unas cuchetas para descansar, un patio cerrado en donde generalmente se lavaban los autos y un pequeño taller. Cuando llegué, me recibió Leandro, el chofer personal del Doctor. Manolito, el otro chofer, estaba saliendo del baño, y nos dijo a los dos: -¡A qué no saben