Aplausos

Vellohomo vuelve hoy a poner su atención sobre estas maravillas de la creación universal: los hombres velludos. 

Este espacio, que hoy retoma su actividad después de una pausa de casi tres meses, volverá con algunos cambios.

En todo este tiempo en que me he dedicado tan intensamente a trabajar sobre este y otros sitios anteriores, y transitando ya por el quinto año vellohomesco, he podido constatar que dar vida a un blog como éste no escapa a las reglas básicas que en cualquier área ponemos en juego. Los ciclos. Ellos existen, rigen, y llegan siempre e irremediablemente a su fin, cerrando círculos, etapas y trayectos. ¿Qué quiero decir con esto? Bueno, a veces, y lo digo con humor, idear el post nuestro de cada día es como cuando tenemos que proferir la terrible frase ¿y hoy qué hago de comer? Es muy difícil escapar de la saturación que implica venir todos los días a subir hombres desnudos a la blogosfera por superficial o placentero que ello parezca. Quienes vienen seguido a este blog y más aún, quienes me conocen a través de la tertulia de Café Vellohomo, saben, además, que VH no termina ahí. Es aún más que eso. Es compartir, es provocar, es volver, es enojarse, es amigarse, es amarse u odiarse, es desaparecer, es charlar, es guiñarse un ojo, es ser cómplice, es encontrarse quién sabe en qué latitud del planeta (doy fé), y todo, todo eso significa tener cuidado de no romper ese hilo tan fino que ata la puerta por donde un día pueda entrar el cansancio (tanto de un lado, como del otro) o, en mi caso, el tedio por seguir siendo "naturalmente" ingenioso, cosa esta última, que me cuesta sobremanera.

Y muchas veces he visto como los administradores de excelentes blogs -a los cuales admiro y sigo- llegan a un punto donde, superados por su propia dedicación al sitio, tienen que optar por tomarse un compás de espera, o poner fin definitivamente a una actividad que después de todo no cumple sus expectativas de reconocimiento ni devuelve en placer todo aquello que va depositándose en una entrega de día tras día sin saber muy bien la razón. Pero de una cosa estoy seguro, y es que en todo debe existir una mesura, una buena administración de las dosis, respiros, aire..., pues se trata de mantener el placer de venir todos los días por aquí intentando balancear ese difícil y raro equilibrio entre el disfrute de dar vida a VH y el desafío de no caer en una rutina anodina y absorbente.

Así las cosas, ya se habrán dado cuenta que todo este parloteo no es más que una manera de explicar que la diarrea de imágenes que otrora supo poblar este blog... ¡seguirá existiendo!, pero, con una pequeña modificación: no con la frecuencia habitual de todos los días, sino con un poco más de espacio entre los post. Y es que muchas veces, tanto pelo termina por atragantarnos. ¿O no?. Lo cierto es que VH espaciará sus entradas, que, de seguro serán por esto más apreciadas, y tal vez mejor digeridas. Eso espero de corazón. Pienso así que, en todo caso, este administrador conservará su corduda (o lo poco que queda de ella) sin tener que hacer tantas pausas tipo "Little break" para poder reponerse de su lúdico y extraño placer de subir "sus hombres" a esta vasta y misteriosa blogosfera.

Pero dejo de hablar ya, que escucho aplausos. ¿Aplausos? Sí, son para ellos, que han vuelto a engalanar a Vellohomo.

Aquí están, disfrútenlos... ¡Un fuerte aplauso, señores!