Intimidad compartida



Tomar una ducha es una actividad placentera como pocas. Agua, jabón, temperatura, vapor, y un ritual diario con el propio cuerpo, nos conectan de una manera u otra con una intimidad profunda a través de nuestra propia sensualidad. Me pregunto si existirá entonces algo más excitante que cuando uno entra al sector de las duchas, ese verdadero santuario donde dicho ritual se comparte como lo que es: la cosa más natural del mundo.
Como en el vestuario (el santuario previo), enseguida nos embriagan atmósferas inquietantes..., el ruido de las regaderas, el olor a jabón, y la perturbadora visión de desnudeces, pelos húmedos, movimiento de toallas, sexos colgantes en movimiento, los inconfundibles sonidos de la virilidad misma..., y uno comienza a sucumbir.
Definitivamente, creo que ya es hora de tomar una ducha. Juntos..., mejor.






















































































Comentarios

  1. ¿Así que también te gustaría montar desnudo un caballo pero además compartir montura?

    Mmm.... viniendo de un gaucho esta propuesta para un charro mexicano, es algo que me hace destilar el placer anticipado. Ya me imagno la escena: Tú con sombrero gaucho y el pañuelo azul atado al cuello,, y yo de sombrero de charro y corbatín tricolor. Sólo tengo una pregunta Din Franco. ¿Le gustaría llevar la rienda del noble bruto y yo tle abrazo y me uno profundamente a tí para no caer o prefieres invertir las posiciones?

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  2. Esta galería está exquisita. Me hace recordar mis tiempos de niño cuando tenía ante mi una variedad enorme de hombres adultos desnudos en el baño. Después del día en la alberca, ansiaba llegar a las duchas para guardar las imágenes que hacían el delirio de un niño.

    Sin duda, mucho que platicar sobre este tema y cuantas anécdotas acumuladas a través de los años hasta llegar a la época dorada de los saunas.

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  3. Don Pepe,
    ya te contesté el primer comentario en el post correspondiente. Vaya preparando la montura, nomás.
    Y en cuanto al tema de hoy... UFFFFFF!!!! las duchas.... sí, tema que no por recurrente es remanido o menos excitante cada vez que se comenta. Sin dudas..!!!., es de mis sitios preferidos ya sea en el club, gimnasio o sauna. Y claro, en aquellos lugares donde el público es bien "hétero"géneo, digamos que es mucho más delicioso. Y ya que comentás lo de tus días de alberca, esa imagen tuya me remite a mi adolescencia y el club deportivo. Por un tema de salud, el kinesiólogo me había prescrito natación, o sea que tenía que ir sí o sí y de forma obligatoria (!) Lo que no supo nunca el kinesiólogo es que a diferencia de vos, yo no podía esperar hasta el final de la actividad para ir a las duchas, me hacía escapadas constantes al vestuario para deleitarme con esa troupe constante de hombres desnudos. Y sí... para el final... una ducha comunitaria de dos horas por lo menos. Broche de oro, y eso era todos los días. Ah!.... qué maravilla...! No sé si la natación me curó, lo que sí sé es que la pasé genial.

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  4. Franco, como siempre excelentes fotos muchas gracias...

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