Una tregua

Hoy descansamos de tanto vello, de tanto hombre peludo (sí, aunque sabemos que de eso nunca nos cansaremos), y recorremos una galería de hombres con muy escaso vello.
Más de una vez en este espacio he vociferado algún improperio contra aquellos que se depilan, que se afeitan o que se recortan los vellos de sus cuerpos, y lo seguiré haciendo siempre que exista esa moda tan espantosa que no merece más que mi repudio y mi condena. Pero los lampiños..., ¡eso es otro cantar!, no tengo nada en contra de quienes han nacido sin los ornamentos pilosos que tanto nos fascinan. Y si bien a ellos no les prestamos tanta atención como a los hombres peludos, son verdaderamente adorables. Sólo hay que mirarlos mejor, detenidamente, y descubrir su hermosura.
Así es que cada tanto me gusta curar una galería de hombres lampiños, y aquí están los elegidos, espero que les guste tanto como a mí.


































 

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