Atracción intensa
En materia de vello púbico podríamos hablar por horas. Hoy armé una galería especial en ese sentido.
Cuando yo era adolescente y uno de mis lugares sagrados era el vestuario de hombres del club donde iba a hacer natación, un día, sentado en mi banca e intentando vestirme torpemente mientras mis ojos iban y venían sobre el paisaje irresistible de decenas de machos en pelotas, quedé boquiabierto cuando, saliendo de las duchas, ví a uno de los instructores completamente desnudo. Y lo que ví me brindó uno de los materiales de pajas más entrañables que hoy recuerde. El tipo era prácticamente lampiño. No tenía atisbos de vello en sus pienas, brazos, pecho ni abdomen. Desde temprana edad los hombres velludos venían pareciéndome los más hermosos, y tal vez por esa razón nunca me había fijado en ese instructor paseándose en speedo por el borde de la piscina. ¿Qué fue lo que me dejó sin aliento?, pues alrededor de una verga pendulante y bastante gorda, el pubis lucía una cantidad inusual de vello negro. Oscuro, denso, generoso. Era como si todo el vello corporal inexistente en su cuerpo hubiera emergido violentamente en esa zona, ni siquiera en los sobacos tenía tantos pelos. Era un triángulo boscoso sobre una superficie considerablemente extensa, que además invadía las entrepiernas y el comienzo de los muslos. Así que la vista era absolutamente fascinante.
En esta galería quise, a duras penas, rememorar ese tipo de vellosidad púbica cuya atracción más intensas radica en ser el único foco de pelos en toda la anatomía masculina, acentuando el efecto aún más que si la misma estuviera completamente cubierta de vellos.
Sí, en materia de vello púbico, podríamos hablar por horas...










































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