El observador oportuno

Basta un momento, un minuto, o incluso menos para que la providencia nos regale un instante de felicidad visual. Eso sí, será sólo para experimentados observadores a los que nada se les pase por alto. Algo que asoma, una camisa que se levanta con el viento, los negros vellos escapandose por las mangas cortas de una camiseta...., situaciones cómplices que nos hacen la vida más grata a través de estos simples destellos de suerte.







































 

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