Desde la primera vez que, siendo niño, me fascinó el torso desnudo de un hombre, sigo asombrándome ante la maravilla de sus formas. Que un hombre se quite la camisa es algo que, al estar aceptado socialmente en ciertos ámbitos, suele pasar desapercibido. Para mí -y sé que para ustedes también- es como si me montaran el mejor espectáculo erótico del mundo.
Bahhh un voto de apoyo para la pijona de la derecha en la ultima foto
ResponderEliminarse lo perdieron!!!!!!
ResponderEliminarhttps://fbcdn-sphotos-c-a.akamaihd.net/hphotos-ak-ash2/319067_10151076214761876_83623893_n.jpg
¡Buenas noches, amigos del Café VH! Sí, vengo muy tarde ya lo sé, el domingo ya se volvió lunes... ¡pero las emociones de sabores dulces y salados que este lugar nos regala no pierden su encanto!
ResponderEliminarMe gustó mucho esta serie de fotos; ese aire setentero de melenas, bigotes y PELOS en su lugar y proporción justos y correctos... y también de cierta clandestinidad, el tener que buscar un sitio apartado en un bosque para darle rienda suelta a la pasión, lejos de la vista de los ojos y juicios inquisidores...
Hay un poema viejo que entre sus frases incluía una que desde siempre se me ha quedado muy grabada: "Lo prohibido causa apetito..."; y en aquellos tiempos, tan lejanos y cercanos a la vez, nuestra preferencia era vista con un toque de prohibición y pecado que ahora ya (casi) no tiene. En un momento dado creo que esa "clandestinidad" le podía dar más placer a los encuentros de hombre a hombre. ¡Claro! Una sóla "ventaja" contra miles de desventajas más como la discriminación, las agresiones físicas o verbales, etc. etc. Ahora nuestra presencia en el mundo es más respetada (o tolerada) en muchos espacios, y eso le ha restado ese aire "prohibido" o "perverso" que tenía en otros tiempos. Pero a veces siento que, como ahora ha logrado ese estatus de "normalidad", la entrega ha perdido de cierta forma ese sabor realmente INTENSO de otrros tiepos, en los que había que aprovechar cada segundo compartido de la mejor y más fuerte forma posible...
Bueno, este es mi punto de vista. En resumen: creo que hay que recuperar de nuestros antecesores la verdadera entrega que formaban en la clandestinidad y que (siento que) hoy se ha perdido con la cotidianeidad. ¿Qué opinan ustedes al respecto?
¡Abrazos a todos! Y en especial a ti, Franco, por seguir regalándonos estas imágenes que de cierta forma no se limitan sólo a lo obvio, sino que pueden despertar ciertos instantes de reflexión como el que aquí comparto. ¡Se te quiere, Gaucho de Oro!
L'homme dans la nature.
ResponderEliminarEs cierto que el amor en el bosque es de una intensidad y goce muy profundos.
Será el animal natural que llevamos dentro y que se reencuentra con su habitat originario?
Bellísimo.
Gracias Franco.