El Palacio Aráoz II
Capítulo II – Mi instructor -¡ F ermín, Fermín, despertate! ¡Vas a llegar tarde, te está esperando Gutiérrez! – me decía Hipólito, mientras me zamarreaba. La luz de la mañana entraba por la ventana. Al escuchar "Gutiérrez", mis ojos se abrieron desorbitadamente, y me incorporé de un salto. ¡Las 6:45!, ¡y yo debía estar en el despacho de Gutiérrez a las 7...! -¡Dale, levantate, que si no llegás a horario, te va a matar! – insistió Hipólito, de pié, frente a mí, con el torso desnudo y ostentando sus bellísimos pezones oscuros. Pero no tenía tiempo de detener mi vista en ellos. Salté como un resorte y me vestí rápidamente. Hipólito me alcanzaba las cosas, dándome consejos de cómo presentarme y dirigirme ante el mayordomo, me acompañó al baño, incluso ayudó a peinarme, y le avisó a Aída, en el comedor, que me diera un café bien fuerte. Así y todo, llegué cinco minutos tarde a la puerta del despacho de Gutiérrez, por lo que mi apariencia temblorosa debió ser l...