Desde la primera vez que, siendo niño, me fascinó el torso desnudo de un hombre, sigo asombrándome ante la maravilla de sus formas. Que un hombre se quite la camisa es algo que, al estar aceptado socialmente en ciertos ámbitos, suele pasar desapercibido. Para mí -y sé que para ustedes también- es como si me montaran el mejor espectáculo erótico del mundo.
Hace honor al apellido, tan apetitoso como la tía Marlene.
ResponderEliminarEmpezar el domingo con él - excelente augurio para el día, quizás la semana.
Fabrice
Kurt... no se lo ve muy teutón, de todos modos, el sobrinito de la Marlene está como quiere. (o estaba, quién sabe)
ResponderEliminarSaludos, Fabrice, y buen comienzo de semana.