San Sebastián y su martirio (1ªparte)

Lo que sabemos es que los pintores del Renacimiento que tomaron el tema de San Sebastián en el preciso instante en que éste, atado a un árbol, es acribillado por las flechas, han perpetuado de ahí en más cientos de imágenes a través de las cuales se fue fijando una repetida iconografía del mártir, que curiosamente no era joven ni atlético, sino un capitán de la Guardia Pretoriana corpulento y de mediana edad, condenado a muerte por el emperador Diocleciano por tratar de convertir a los romanos al cristianismo en el año 288.

Y esta representación del santo, sufriente, indefenso y -siempre- semidesnudo, apenas cubierto por un breve lienzo, despertó algo, con su belleza, sensualidad y juventud, en los homosexuales varones por lo cual, según el ensayo "Losing his religion" del escritor Richard A. Kaye, se sitúa la conversión de San Sebastián en icono de la cultura homosexual a finales del siglo XIX. “Los hombres gays vieron inmediatamente en Sebastián un anuncio conmovedor del deseo homosexual (de hecho, un ideal homoerótico) y un retrato prototípico de un hombre en el armario torturado”.

En ese sentido, un pionero en la erotización del mártir fue Oscar Wilde quien, en 1877, tras apreciar El martirio de San Sebastián de Guido Reni en el Palazzo Rosso de Génova, lo describirá en un soneto como “un niño castaño encantador, con el cabello crujiente y los labios rojos...”.

Siempre hemos creído que San Sebastián muere tras su terrible martirio, pero no fue así. Su historia continúa. Cuando las mujeres cristianas fueron a rescatarlo, lo encontraron con vida y lo cuidaron hasta que recuperó la salud. Luego volvió a presentarse ante su torturador para reprocharle su paganismo. Sin conmoverse por su tenacidad, el emperador ordenó su lapidación y el cuerpo fue arrojado a la Cloaca Máxima de Roma.

Lo cierto es que durante mucho tiempo el clero ocultó todos sus cuadros porque sostenía que los mismos inducían al pecado. Sin tener mucho en cuenta estas advertencias, hoy recorreremos la primera parte de una galería sobre San Sebastián a través de sus diversas versiones artísticas. Veamos:

 

 San Sebastián moribundo (detalle, 1789) François-Xavier Fabre

Ángel Zárraga: Ex voto, San Sebastián,
México, 1912.

Nicolas Réginer (1591-1667): San Sebastián atendido por Santa Irene y su sierva, 1626.

“San Sebastian” - Alfred Courmes, 1934

Wellington, 1992

Michele Greco da Valona: Virgen de la Gracia con San Sebastian  (detalle)

Albrecht Durero

Stephen Cefalo

San Sebastián, siglo XVII, cículo de Mattia Preti (1613-1699)

San Sebastian, s.XVII - Mattia Preti (1613-1699)

El Greco

François-Guillaume Ménageot (1744-1816)

Hedi Xandt

Salvator Rosa (1615-1673), 1650

 Michael Triegel, 1968.

Ali Franco

Atribuido a Louis Finson

Avel de Knight:  Saint Sebastian (Cementerio Père Lachaise), 1993

Avel de Knight (2)

Eugenio Recuenco

Hippolyte Paul Delaroche

Jan van Scorel, 1542

Leonardo del Tasso, c. 1500

Nicolas Sénégas

Carlo Dolci (1616-1686), 1660

Cesare Dandini

Detalle: San Sebastián, 1623 - Gerrit Van Honthorst (1592-1656)

El Martirio de San Sebastián, 1832 - Robert Wilhelm Ekman (1808-1873)

Exponatus - Konstantin Korobov

Gerard van Kuijl

Giovanni Colacicchi, 1943.

Lorenzo Lotto (1480-1557)

Melissa Weinman

Michael Bergt

"Nude posed as Saint Sebastian" - Bob Mizer, c. 1950

Owe Zerge (1894-1983): Sankt Sebastian, 1921

Owe Zerge, 1980

Paradox of St. Sebastian - Bruno Surdo, 2017

Phil Lambert por Western Photography Guild, alrededor de 1950.

Ottavio Vannini (1585-1643)

San Sebastián atendido por Irene y su criada - Hendrick ter Brugghen, 1625

San Sebastián atendido por Irene y su criada (detalle) - H. ter Brugghen

Escuela veneciana, siglo XVII

'San Sebastiano' (detalle), c. 1651 - Jusepe de Ribeira (1591-1652)