Mostrar la rayita

Hace unos meses pasé por un reiterado calvario de caños rotos en el baño de mi casa que una y otra vez atentaron contra mi presión arterial, y en vez de llamar a un médico, supe que el único que aliviaría todos mis males sería el plomero. Así que Gustavo (que así se llama el especialista), vino tantas veces a arreglarme los caños que ya casi era como de la familia. Tal vez por esa razón pienso que Gustavo habrá entrado en confianza, pues ¡no hubo una sola visita en que no dejara empeñosamente de mostrarme la preciosa y peluda rayita de su culo, emergiendo por encima del jean eternamente caído! Los caños, efectivamente, empezaban a estar mejor, pero mi presión arterial seguía en aumento.
Es una obviedad decir que (no sé a ustedes) esto me pone a requetecontra mil. Lejos de pensar que este asunto de mostrar la rayita es inherente sólo a los trabajadores del rubro, comprobé -desde que tengo uso de visión- que tal costumbre también es adoptada con invariable frecuencia por todos los distintos técnicos, instaladores, obreros u operarios que por cuestiones domésticas han tenido que hacer algún trabajo en casa. El técnico del lavarropas, el del Cable de TV, el informático, el pintor, el electricista, el chico del supermercado y el que me limpia la estufa antes de la temporada de invierno. Todos, absolutamente todos terminan mostrándome la rayita. ¡Todos!. No les hace falta revolcarse por el piso, no, también son desfachatadamente exhibicionistas en trabajos de altura, arrodillados, parados, o colgados de una baranda de escalera. Pero no sólo les encanta mostrar sus atributos traseros, sino que a lo largo de mi trayectoria doméstico-voyeurista, pude corroborar que también les gusta mostrar infartantes sobacos, deliciosos treasure trails, colgantes bolas saliendo de algún pantaloncito corto, y hasta hirsutos pelos púbicos en contraposición con las ya referidas exhibiciones de retaguardia. 
En fin. Que si bien el trabajo lo hacen ellos, nosotros quedamos exhaustos y agotados después de esas tremendas visiones. ¡Y encima hay que pagarles!
No necesito probar nada de lo que estoy diciendo aquí, pues sé que cada uno de ustedes ha pasado situaciones similares. Igualmente, veamos algunos ejemplos en imágenes como las que siguen a continuación. Como dije antes, mostrar la rayita es algo común no solo en los plomeros, sino como se puede ver aquí, también en mecánicos, albañiles, operarios de mudanzas, recolectores de residuos, carpinteros, instaladores (hum... esos con taladro en mano y las herramientas en el cinto, ¡uf!, mi debilidad), operarios del alumbrado público, fotógrafos, deportistas varios, oficinistas, obreros, y hasta bomberos. Y ya que estamos en tema, también me tomé el "trabajo" de incluir algunas fotografías de gente de la calle, simples transeúntes, gente en la playa o en el parque, que inconscientemente o no, adhieren a este maravilloso y habitual descaro de mostrar la rayita.

































































Comentarios

  1. Gran post. Suele suceder muy a menudo que la gente de estos gremios muestren rayas, sobacos, treasure trails, etc...pues claro, para estos trabajos hace falta estar cómodo, con prendas amplias, desajustadas. Además, los tipos estan tan ensimismados en sus tareas que no se dan cuenta que les pantalones le llegan a la mitad del culo.

    Franco, para vos, una camisa abierta...es un arma de destrucción masiva? Como dice la poémica publicidad de cerveza Isenbeck.

    A ver si Ortolani nos muestra la raya, eh!

    Besos.-

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  2. Anónimo2/4/13, 2:28

    y las pijonas? los que muestran pijonas a la derecha o izquierda del jean gruesas y salientes
    o en la playa cuando salen del agua y se les marca o cuando toman sol y se les corre la bermuda o cruzan la pierna
    y se escapa un poderoso bulto
    lo mas lindo es subido a una escalera con bermudas anchas y los miro de abajo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    me mojo todo

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  3. Eme Ka,
    Bueno, eso de las prendas amplias está por verse. Hace poco vino un tipito a instalarme un aire acondicionado. UF!, parecía un Alphamale salido de Colt. Llevaba TODO ajustadísimo. Remerita de dos talles menos con manguitas cortitas por donde se le salían los músculos y el comienzo de sus pelos axilares, jean ceñido al cuerpo, ¡borceguíes! (en pleno verano), y claro, lo primero fue mostrarme donde me iba a romper (la pared). Y ahí, a 15 cm. nomás... me regaló la bella visión de su rayita del culo, que con tanta ropa ajustada, era como que quería liberarse a toda costa.
    -¿Ve? Nos conviene romper acá.
    -Sí, veo, claro que veo.
    Woof!. En fin. Lo que previno el infarto fue que el tipito no era de esos peludotes tremendos. Si no, creo que todavía estaba en terapia intensiva.
    Sí, claro... ropas sueltas... como no.
    Las camisas abiertas??? Bueno, no sé si son un arma de destrucción masiva, pero sí sé que son un arma de destrucción personal. Lo comprobé hace años. Uf!

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  4. ¡Hola, señores! Una galería MUUUY sugerente la de hoy, Gsucho de Oro; de esas que hacen que uno eche a volar la imaginación; porque por favor, seamos honestos... ¿cuántos paisajes así no nos ha tocado ver y de inmediato en nuestras mentes se forman ideas siniestras... para ellos? Jejeje...

    Hablando por cuenta propia les diré que presenciar esta especie de "streap-tease involuntario" con los técnicos y mecánicos no me ha tocado tanto como con la gente de a pie... y ahora en particular en un lugar que estoy frecuentando y que es el menos pensado: ¡las lavanderías automáticas! Se dan unos momentos tan sublimes, de verdad... y eso ocurre también en las tiendas (al querer alcanzar algo de una repisa alta, al tomarlo de una repisa baja), en la misma calle (al recoger algo que se haya caído) y así por el estilo... ¡y por estos rumbos ya está subiendo la temperatura! Lo malo es que los mejores elementos que uno se encuentra por lo general siempre van "bien" acompañados por sus parejas... ¡que SIEMPRE son mujeres! Perdón, bellezas; se les quiere y se les respeta; ¡pero ustedes se quedan con muchos de los mejores platos del buffet! (y pensar que algunas dicen que "ya no hay hombres porque los más guapos de seguro son gays"... No lo creo!)

    Estoy de acuerdísimo con lo que comenta nuestro querido Ojos Verdes: las camisas abiertas tienen una letalidad... ¡brutal! Quizás no sorprenden tanto como una "rayita"; pero regalan momentos... ¡sublimes! Otro paisaje furtivo que para mi es delirante es el que queda entre la bastilla de un pantalón y un calzado suave (un mocasín por ejemplo) por donde se puede percibir que el varón NO trae calcetines... ¡esa visión para mí es el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso juntos todos a la vez! El Infierno por mortal, el Purgatorio por castigador; y el Paraíso... ¡por celestial! Un regalo que le da la naturaleza a nuestros sentidos... ¡delicioso! Al igual que las rayitas y otros paisajes furtivos (un cuello, un pecho, un sobaco, un pubis... ¡y ya no sigo que aquí acabo hecho nervios!)

    ¡Mil abrazos para todos, caballeros!

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  5. ¡Buenas!

    Así que hoy la cosa va de economía y sistemas de ahorro… lo digo por la ingente cantidad de huchas (=alcancías) que vemos hoy; bien, bien, bien…
    Aunque estas reverendas rajas (mira que llamarles “rayitas”, ¡so cursi!) están como para meterles no los ahorrillos, ¡sino todo un Presupuesto General del Estado enterito!

    Pero, bueno, no está nada mal, máxime teniendo en cuenta que, con la que nos está cayendo –y lo que nos espera- acabaremos –si no hemos hecho ya- sacando los cuatro chavos del banco y metiéndolos en una buena hucha…

    Y ya que veo que, tanto el texto introductorio como los comentarios de hoy están aflorando claras muestras de fetichismos y parafilias varias, convengo con Eme Ka en que una camisa, o un polo, dejando asomar de forma estratégica los vellos –y más en primavera- me pueden poner burracazo perdido; y sí, admito todas las variantes: monos (=mamelucos/buzos), petos (=jardineras), neoprenos y todo aquello que sea susceptible de quedar libidinosamente abierto…

    Ahora, con lo que aluciné, fue con lo de Manu, ¡tío, en la lavandería! Lo cierto es que, acá, hay muy pocas, pues la casi totalidad de las casas tiene lavadora individual; las pocas lavanderías automáticas que hay suelen ser en zonas turísticas para uso de guiris.

    Y, definitivo: para mí, es conditio sine qua non que los propietarios de esas huchas ¡jamás lleven gayumbos! (=calzoncillos/interiores); y no es porque no me gusten las prendas de interior (todo lo contrario) pero el no llevarlos como que les da un toque así como más racial, como más bruto, garrulazo, como más cavernícola… no se si me explico…

    (Sí, lo se: cada vez estoy más viejo y más fetichista. En fin, voy a repasar mi colección de uniformes, que me parece que voy a probar eso de la lavandería automática…)

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  6. ¡Aaah que delicia la rayita de en medio del nalgatorio masculino!

    ¡Sublime de verdad!

    La rayita de en medio es parte imborrables de aquellos placeres derivados de la contemplación. En el principio, para ese niño que vió por primera vez y por atrás al albañil de la casa -preparando la mezcla de cemento, agua, grava y arena- fue la contemplación como placer absoluto, privado de la rayita de en medio, que derivaría en un placer lúdico en la madurez.

    Y cómo no iniciarse en la contemplación, cuando por fuerza al mirar la rayita de en medio, estás posicionado atrás de la persona observada y puedes mirar con todo el abandono del placer casi anónimo sin temor a ser descubierto.

    Quedé anonadado, ahora entiendo que con el ano inundado de deseo y la pijita durisisíma de niño de once años que entraba con esa visión a una tórrida adolescencia que resultó una de las etapas más maravillosas de su vida.

    Creo que mi cerebrito se preguntaba de manera inconsciente sobre el misterio que habría al final y en las profundidades de la rayita de en medio, que además estaba peludita. ¿Pelos en el culo? ¿Cómo puede ser eso posible? ¿Qué ocultaba ese camino hirsuto del albañil?

    Muchas lunas llenas han pasado ya, pero esa visión subrepticia de la observación de la rayita de en medio, me sigue prendiendo, así como la visión de unos huevos peludos fuera de la pantalonera, por el recuerdo de ver subrepticiamente los enormes cojones de papá.

    Y nunca antes una palabra estuvo bien escogida como en este caso, pues la etimología de la palabra subrepticia significa "lo que se insinúa por debajo".

    Ahora a trabajar....

    Abrazos y besos especiales para tí , esta vez nada subrepticios. ¡Muack! Jajaja

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  7. Don Henry,

    Difiero con usted por lo de las rajas, la cual está asociada en mi cerebro a la raja de la mujer, un manjar tan delicado pero tan diferentemente intoxicante como la raya del culo del hombre.

    Abrazos

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  8. Hairy,
    Puede que sea re cursi, pero para mí, esa visión siempre será LA RAYITA. Y sí, el culo tiene su raja, o como quieras llamarle, pero cuando alguien hace uso de esa manía exhibitoria tremendamente viril, para mí, aparece LA RAYITA. (No sé... ¿la cosa me vendrá de cuando era un guarrete pequeñín?) Además... me parece muy tierno llamarla así. Sobre todo si el portador es uno de esos peludotes hombrotes super machotes... lo de la rayita le va perfecto.

    Sí, ya veo que andamos ventilando los fetiches hoy. Uich!, es que si empezamos a hablar de ellos, no terminamos más. (o terminamos enseguida, je). Y con tanto temita, ya estoy pergeñando un nuevo proyecto para este mes... del que ya les hablaré oportunamente. Mmmmm... sí... próximamente en esta sala.

    Manu,
    AH!!!!!!!!!!!.... tipitos en las lavanderías!!!!!!!.... joder... Manu, eres una fuente inagotable de cachondeces. Joder.
    Bueno, les diré que aquí las lavanderías ABUNDAN. Creo que en todo el país, no sólo en Bs. As. Supongo que debe haber una lavandería cada 2 cuadras. Pero bueno... generalmente no son autoservice. Siempre tienen algún asistente (varón o mujer) que te toma el bolsón con la ropa, y después uno pasa a buscarla ya limpia. No uso mucho los lavaderos (se los generaliza con el nombre de Laverrap), pero en vacaciones sí... suelo ir a dos, atendidos por unos tipitos que cortan el aliento de bonitos. Y uno... muy mirador. Los dos harto velluditos.
    De todos modos, aunque no haya tenido ninguna experiencia lavanderil (snif), el ambiente morboso de las lavanderías me pone burraquín... ¿a quién no le gustaría encontrarse ahí a Daniel Day Lewis como en My Beautifull Laundrette? , UF!

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  9. Don Pepe...
    CLARO!!!!!!!!!!.... mire, discúlpeme que hoy emule a Don Manu y le diga yo también cariñosamente COMPADRE!!!!
    Pero CLARO!!!!!!!!!!...
    nuestros comentarios se han cruzado temporalmente en la blogósfera y han salido al mismo tiempo, pero, sí... fíjese que en el mío, nombré en un momento ese "recuerdo" de las primeras visiones que uno tiene de pequeño, sí, sí... igual a la de los suculentos cojones de su padre, claro... y esas primeras imágenes, marcadas a fuego en la mente y en el cuerpo (y en otros sitios más específicos), quedan ahí como primer motorcito de nuestros deleites y preferencias posteriores. Para el Franquito niño, esa línea perfecta entre las dos nalgas, se llamaba: RAYITA.
    Fíjese que yo no asocio lo de la Raja con algo necesariamente femenino, pero sí con algo soez y si se quiere, chabacano. En cambio "rayita", me llena de ternura y a la vez, es un término excitante asociado a mis primeros calores sexuales... mucho antes de saber qué eran esas cosas.
    Sí, sí, sí!!!!... ¿pelos en el culo? ¿pelos en el pito? (no pija), ¿qué es eso? ¿cómo es posible? ¿entonces yo... cuando sea grande... tendré...?
    Su comentario, Don Pepe, como tantos suyos leídos aquí, me retrotrae a íntimos recuerdos de infancia. Y leerlo, fue como decirlo yo mismo.
    Y en cuanto al tema de estos cabroncetes que se empeñan en repetir este masculino ritual... aún recuerdo su link aquel, el del clip de la academia de plomeros. ¡Sublime!
    (lo tiene a mano? hoy viene muy al caso)

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  10. Manu, querido

    Aunque en Santiago era ya el otoño, el calor que se sentía era aún del verano y esto provocaba que la mayoría de los chilenos llevaran pantalones cortos o bermudas y con ello las sandalias o los mocasines.

    En una ocasión me situé a la entrada de una estación del metro para darme una idea del chileno. ¡Uffff y recontra ufff! Pues había cada pie tan masculino, que cuando volteaba a ver la cara del propietario me encontraba con muchos barbudos. Agunos me dieron la dicha de observarlos de cerca al preguntar por tal calle o tal negocio. No hubo más porque tenía que bajar a la boletería para encontrarme con Don Luis.

    Abrazos furtivos,

    Ps. Por supuesto, tuve que preguntar a un macho que era eso de la boletería, así como tuve que preguntar en el hotel porqué me estaban cobrando un paquete. Al final tuve que consultar un diccionario de modismos para no cagarla. Pero la pasé a mango con Don Deep que fue mi gentil traductor para con este mexicano que agarra la papa y que gracias estuvo donde las papas queman. Jajaja

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  11. ¡Hola de nuevo!

    Vengo a rajar (=hablar) con Don Pepe pues creo –salvo error o insolencia por mi parte- que se refería a mí y no a Henry cuando mentaba su asociación mental con las rajas y el sexo femenino.

    Te cuento: en esta celtibérica, rasposa y lijosa Península Ibérica en la que habito, lo de raya se equipara a línea de cocaína y lo de rayita pues como que no; vamos, que aquí los aborígenes son como de lo más bruto y denominan raja al surco que forman los glúteos; aunque bien es cierto que la palabra es polivalente, entre otras acepciones, a saber:

    Raja, por raya del culo
    Rajar, por hablar
    Rajar, por apuñalar
    Rajao, por cobarde
    Rajó, por habló

    Y aunque todos sabemos que nos es lo mismo “la hija del rajá” que “la raja de la hija”, éste que os raja ya rajó más que suficiente en contra de su costumbre, pues sabido es en esta tertulia que quien esto suscribe no es rajón (=hablador… ¡jajaja!); así pues, dejo ya de rajar, espero y deseo que nadie os raje y antes de que me raje me voy a dormir; que como siga rajando y por ello mañana no me despierte temprano y llegue tarde, habrá alguien que querrá rajarme la raja… y yo tan a gusto, claro…

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  12. ,

    Jajaja así que fuimos unos precoces. Seguramente cuando yo miraba mi primera rayita o los primeros huevos peludos, habría un niño argentino haciendo lo mismo.

    Alguna ves relataré aquí mi primera experiencia, que fue en una feria (parque de diversiones), siendo un niño al que se encendió la cachondez en forma anticipada. Ahhhhh que delicias....

    Besos en la rayita

    Ps1. Porque usted lo pidió, aquí se muestra que de acuerdo a la norma mexicana la rayita debe sobresalir al menos 15 cm.

    http://m.youtube.com/#/watch?v=ouHaGaucVWA&desktop_uri=%2Fwatch%3Fv%3DouHaGaucVWA

    Ps2. Ayer olvide pegar los link de Spartacus porno, donde hay cada pedazo de verga suculenta que no deja uno de salivar. Por otro lado la ambientación de la película es magnífica considerando este tipo de filmes.

    Spartacus Primera parte
    http://xhamster.com/movies/1532148/spartacus_part_1.html

    Spartacus Segunda parte
    http://xhamster.com/movies/1532228/spartacus_part_2.html

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  13. Don Hairy,

    Un rapidito de continua carcajada, es lo que ha provocado su comentario en esta tarde previa al almuerzo, haciéndolo más deleitable. Gracias.

    Besos al rajón,

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