El cuentito de fin de mes
Personal de limpieza Nunca me destaqué mi perseverancia, para qué lo voy a negar, pero, como bien dice un amigo mío, “todo llega”, y ese año, después de muchas idas y venidas, había logrado por fin regularizar mis visitas al gimnasio del club. Mi pobre estado físico me lo reclamaba con urgencia. Con el correr de los meses, logré que mi cuerpo se tonificara y alcanzara agilidades jamás sospechadas. Para mi asombro empecé a sentirme muy bien, bajé de peso y hasta recuperé mi buen estado corporal de antaño. Concurría al club varias veces a la semana, y cuando descubrí que esto no me pesaba si no que, al contrario, me resultaba agradable y casi necesario, hacía todo lo posible por asistir todos los días. Iba después del trabajo, así que era cosa habitual que me retirara a última hora. Pero aquella tarde el club estaba más solitario que de costumbre y yo aproveché para quedarme nadando en la piscina cubierta algo más del tiempo que le dedicaba habitualmente. Todos se habían...