De la belleza clásica
Contrariamente a los gustos actuales en donde el tamaño sí importa, en la antigüedad, Grecia lideró la tendencia a valorar y admirar a los penes pequeños, que ensalzaban las virtudes esenciales de la masculinidad. Por tanto el miembro pequeño era un aspecto codiciado en el macho alfa. Pues los hombres ideales eran dioses, héroes, atletas, etc., y todos ellos eran representados con genitales minúsculos y nunca erectos, mientras que las vergas gruesas, a menudo excitadas, peludas y descomunales correspondían a los sátiros o a todo tipo de hombres que de las más altas virtudes descendían a los más oscuros vicios, a la decadencia y al caos. En definitiva, el pene grande, para los antiguos griegos, describía al hombre vulgar, salvaje y bárbaro. Tantas veces nos hemos intrigado por lo excesivamente pequeños que a veces aparecen los penes de las estatuas clásicas, pero claro, lo bello, era otra cosa. La galería de hoy no olvida aquellos principios apolíneos. Veamos:
Me gustan tus nalgas en reposo
ResponderEliminarFirmes, velludas y con dulce foso
Porque en ellas mi gozo poso
Y mis ansias lubrican meloso
El aterciopelado camino donde mi coloso
Va y viene, fuerte y cadencioso
Hasta que libera sudoroso y copioso
El perfumado néctar de mi amor incestuoso.
Don Pepe
De miles versos autor frondoso,
ResponderEliminarSalve, Don Pepe, loarlo oso,
déjeme pues, de su coloso,
aprovecharme cual muy goloso,
me ha calentado y aquí le esbozo,
agradecido y bien licencioso,
mi homenaje indecoroso.
Ya ve, Don Pepe, mi cuate hermoso,
también yo hoy ando muy poemoso.
Don Franco
Sí, de verdad es muy goloso. Quien lo viera con ese aire misterioso de profesor distraido ensismimado en el arte. Eles tlemendo Franquito.
ResponderEliminarTe abrazo amigo.
bueno, una cosa no quita a la otra...
ResponderEliminar