Nada debajo

Cuando veo a un hombre sólo cubierto con una toalla anudada a su cintura, toda la atención recae en él como presa de un magnetismo imposible de resistir. Es para mí una de las imágenes más eróticas y por cierto ligada a escenas que tienen como escenario el calor de las duchas, el vapor de un baño sauna, el caos delicioso de los vestuarios, y la delicada complicidad de la desnudez compartida entre hombres.
Después..., es posible que las toallas caigan finalmente desvelando el deseado espectáculo y dando comienzo al primer acto anunciado, pero para entonces lo más interesante ya habrá pasado.



































































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