Desde la primera vez que, siendo niño, me fascinó el torso desnudo de un hombre, sigo asombrándome ante la maravilla de sus formas. Que un hombre se quite la camisa es algo que, al estar aceptado socialmente en ciertos ámbitos, suele pasar desapercibido. Para mí -y sé que para ustedes también- es como si me montaran el mejor espectáculo erótico del mundo.
A veces, por la educación recibida, hay que aprender a darse permiso para el "dolce far niente".
ResponderEliminarAunque a los muchachos de la galeria ellos no harán nada pero seguro que quién los ve les hará algo
Fabrice
Todo indica que sí, Fabrice. Yo, al primero de la galería, le haría de todo. Y la fantasía más bella sería contribuir a sus más eróticos sueños...
ResponderEliminarRica selección. Me gusta reconocerme en muchas de esas poses y en la delicia de no pensar en nada sino sólo en sentir el agua, la brisa, la hierba, la arena. Sólo sentirme desnudo, sin temor ni pudor.
ResponderEliminarBesos amigo.
Don Pepe.
Y abrir las piernas y relajar al máximo cualquier esfínter posible... es delicioso cuando el aire entre las partes más íntimas...
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