Joven junto al mar
El pintor Hippolyte Flandrin fue uno de los discípulos aventajados de Ingres. En 1832 ganó el Prix de Rome, un concurso de arte que otorgaba a los ganadores una beca de cinco años para estudiar en la prestigiosa Academia Francesa de Roma. Periódicamente, los estudiantes tenían que enviar sus trabajos a París para informar de los progresos cultivados y así demostrar que no se la pasaban derrochando el dinero del estado en juergas y placeres juveniles. Entre 1835 y 1836 Flandrin pintó su "Joven junto al mar" y fue la obra que escogió para presentarla como informe de su proceso de estudios ante las autoridades parisinas. La pintura, un óleo sobre lienzo de corte neoclásico de la cabeza a los pies en la que el dibujo es protagonista absoluto, puede admirarse hoy en el Museo del Louvre de París.
El cuerpo desnudo de este joven está delineado con un extraño contorno negro, y este recurso, a la vez que lo pone en primer plano, lo cercena casi del fondo lejano, como si se tratara de un photoshop torpe. Este, precisamente, es un rasgo neoclásico, donde la figura y el dibujo son más importantes que la textura y el color. Ese contraste parece marcar definitivamente la separación de lo interno con lo externo. La atmósfera coquetea con cierto surrealismo y no advertimos en ella ni un ápice de contemplación a la naturaleza circundante, más bien todo es recogimiento y una suerte de encapsulamiento como si el protagonista quisiera abstraerse del mundo en un calmo aislamiento.
El cuadro, uno de los más conocidos del pintor, se fue consolidando a través de los años como un icono de la cultura gay. Los iconos, sea cual fuere su empadronamiento cultural, conservarán siempre el misterio (a veces insondable) de por qué fueron elegidos como tales. Lo cierto es que están presentes, y su sola mención habla de inmediato de todo aquello que significa para un determinado grupo de pertenencia.
La escena no narra nada en especial, pero es tan inquietante y expresiva que nos deja libres de interpretar lo que queramos o identificarnos con lo que primero asista a nuestros sentimientos. Así, Flandrin se acerca al romanticismo, dando prueba de cuán intenso e importante es el sentimiento en una manifestación artística.
Como un raro curador, reuní todas estas imágenes que pueden emparentarse perfectamente con la composición de Flandrin. Es notable como el espíritu expresivo de esa pose (ya hayan sido influenciadas o no, eso no es importante después de todo) sigue hablándonos de las mismas cosas. Asociación libre -o no-, he aquí las "secuelas" del desnudo flandriano rastreadas por VH:
Franco la pintura del joven desnudo es muy clasica. Pero tengo que decir que todas las fotos que la siguen no se pueden desdenar. Por tonyitalian
ResponderEliminarSí, muchas de las fotos de hoy tienen gran calidad (y sus modelos también!)
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