De la belleza clásica
Contrariamente a los gustos actuales en donde el tamaño sí importa, en la antigüedad, Grecia lideró la tendencia a valorar y admirar a los penes pequeños, que ensalzaban las virtudes esenciales de la masculinidad. Por tanto el miembro pequeño era un aspecto codiciado en el macho alfa. Pues los hombres ideales eran dioses, héroes, atletas, etc., y todos ellos eran representados con genitales minúsculos y nunca erectos, mientras que las vergas gruesas, a menudo excitadas, peludas y descomunales correspondían a los sátiros o a todo tipo de hombres que de las más altas virtudes descendían a los más oscuros vicios, a la decadencia y al caos. En definitiva, el pene grande, para los antiguos griegos, describía al hombre vulgar, salvaje y bárbaro. Tantas veces nos hemos intrigado por lo excesivamente pequeños que a veces aparecen los penes de las estatuas clásicas, pero claro, lo bello, era otra cosa. La galería de hoy no olvida aquellos principios apolíneos. Veamos:
Buenas fotos... me han hecho investigar en la santa web..
ResponderEliminarSir H. Johnston señala que el olor distintivo está en las axilas, y más aún en hombres que en mujeres. Pruner Bey dice que en hombres es “rancio y amoniacal; es el olor del macho cabrío."
y en "La transmigración de Yo-Chou", drama chino publicado por Le Mercure de France (8, 1901), encontramos
Alcanzo la velluda cima del monte Chou
pero aún estoy lejos de tu aromada axila.
¡Deberé llegar al cielo
antes de que la brisa me traiga
el perfume de ese nido embalsamado!
Como siempre, gracias, Franco!!!
"¡Deberé llegar al cielo
ResponderEliminarantes de que la brisa me traiga
el perfume de ese nido embalsamado!"
(Sí, claro... el tipo sabe que si huele el perfume antes de llegar al cielo... va a ir derechito al infierno.)
Gracias, Seba por tus ilustradísimos comentarios... y aunque "rancio y amoniacal", no hay nada como sumergirse, en el fragor de la lucha, en ese aroma del hombre amado...