Sólo hombres calientes

Y tan calientes, que no veremos más que erecciones.
La vida sigue siendo bella después de todo:




































































Comentarios

  1. Exquisitas, exquisitas erecciones!!! ...es nuestra vida y disfrutamos de esa explosión de virilidad. Me gustó también esa secuencia en que el miembro llega a su estado de reposo. Mágico un estado y otro. Puedo decir que tenemos bastante inspiración para este finde....y la vida sigue siendo bella, como dice Franco y si somos felices con nuestros gustos, mejor aún.
    Saludos a todos.

    ResponderEliminar
  2. Parte del cuerpo que es un pequeño milagro; crece, disminuye, la única con esa capacidad. Y diríamos dotada de voluntad propia. Se yergue como un mastil, a veces inoportuna, y otras por más solicitada se queda haciendo fiaca. Por suerte muy rara vez. Es excelente compañera y muy amiguera, de a dos se puede ir al paraiso.
    Fabrice

    ResponderEliminar
  3. Alejandro, Fabrice,
    Si hubiese una razón principal que responda a la pregunta ¿por qué un pene es fascinante?, precisamente sería esa capacidad de cobrar tantas formas entre el reposo y la dureza máxima. Y, como decís, Alejandro, todos esos estados son mágicos. Incluso, el sublime acto de hacer el amor, en ese sentido, no precisa necesariamente de una erección siempre.
    Me encantó tu frase, Fabrice: "muy amiguera", sí, creo que es de las partes de nuestro cuerpo más sociables... (y mimosas)

    Saludos erectos en este sábado tan lluvioso y tan propicio para jugar con nuestro compañerito.

    ResponderEliminar
  4. Franco Alejandro y otros:
    Un verdadero desfile de virilidad. Aqui en Washington no llueve pero es un dia perfecto para estar en casa y jugar y chupar la propiedad del amigo o amante.
    Tengo un video "Muy Hot" que queria mandarte Franco, pero no se si es posible. No creo que tengo mas tu email.
    Tonyitalian

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

LO MÁS VISTO EN ESTE MES:

Miscelánea gráfica #111

Cada cuatro años

Sentir el latido