Miscelánea gráfica #130
Por fin viernes...! Y para disfrutar todo el fin de semana llega este nuevo megapost con inquietantes acompañamientos peludos. Acompañame...! A. Deux by Kovert de Hollywood Alexander Graham Bell en la inauguración de la línea telefónica de larga distancia entre Nueva York y Chicago, 18 de octubre de 1892. Hércules ebrio - Peter Paul Rubens Arthur Tress - Hombre en una cascada, Palm Springs, California Fotografía Igor Matio Colt Men Magazine #26 1991 - Gardner Shore Damien Cross & Adam Wirthmore Dan Lang by German Bello Diego Sans en la playa 'Dylan' - Javier Trelis Sempere Farley Granger & John Hall, 1948 Fotografía Gaudenzio Marconi 'For you', artwork by @isbr Gianluca Conte "Handsome Hairy Chested Guy" by Kenney Mencher Jack Lofton Jane Darwell como la mujer de los pájaros en "Mary Poppins" Janet Leigh Judy Garland, circa 1940. Keith Haring by Andy Warhol, 1984 Kirill Fadeyev Mecánico, 1864 'Morpheo' - By Javier Trelis Sempere Multi...





















































































 
 
 
 
Para empezar, voy a ser un poco cáustico con mi comentario de hoy puesto que la realidad, muchas de las veces, difiere bastante de las idílicas imágenes que representan a dos hombres duchándose juntos, dependiendo según el tipo de instalación de la ducha.
ResponderEliminarNo sé en sus países, pero aquí y en la gran mayoría de los domicilios particulares, ducha y bañera (más o menos grande esta última) comparten el mismo espacio, y hay que ir con mucho tiento y no dejarse llevar demasiado por la lógica pasión que engendra el contacto de las pieles mojadas para no tener un descuido y resbalar con las más que probables y dolorosas consecuencias de hacerlo en tan reducido espacio.
No es lo mismo, claro está, en las duchas de las saunas bien equipadas ex profeso para compartir, o en las de los buenos hoteles que, como en las de según qué domicilios de gente acomodada son lo suficiente amplias y con los suelos construidos a base de materiales que no resultan resbaladizos.
Dicho esto, que viene a ser como decir que a uno le gusta tener los pies en el suelo, :)) la erótica que genera una ducha compartida puede llegar a ser tan grande, que el aroma de un gel de baño en concreto puede evocarme, en el acto, deliciosos momentos compartidos con otros hombres bajo tibios chorros de agua que transformaron el jabón en la suave espuma que extendimos ambos resiguiendo las formas de nuestros cuerpos mojados.
Es en la ducha, también, donde he sentido algunas veces el deseo de notar rociada mi piel con la calidez de la micción que, a través de su sexo erguido, he visto fluir del interior de alguno de los hombres que me ofrecieron su cuerpo desnudo y que yo, con mis caricias y con mis besos, recorrí, con pasión, por entero.
Lo hablamos ya un día: no es ésta una práctica habitual y ni mucho menos preeminente en mi actitud sexual con otros hombres, pero hay momentos en los que, con algunos, la apetencia de sentir más y más de ellos me ha provocado, incluso, el deseo de sentirme regado con el ardiente chorro de su orina.
¡Bufff!!!... Otra vez voy bien empapado. ;)