Desde la primera vez que, siendo niño, me fascinó el torso desnudo de un hombre, sigo asombrándome ante la maravilla de sus formas. Que un hombre se quite la camisa es algo que, al estar aceptado socialmente en ciertos ámbitos, suele pasar desapercibido. Para mí -y sé que para ustedes también- es como si me montaran el mejor espectáculo erótico del mundo.
Joder, qué susto me he llevado con el que está leyendo la revista (foto número 7). Me había parecido que tuviera dos rabos.
ResponderEliminarY ahora que lo pienso: ¿qué haría yo con un tío con dos pollones? Pero dos pollones tamaño maxi, como los del maromo de la foto. ¿Me los podría comer a la vez? ¿Podría albergarlos en mi ano simultáneamente?
Y además:
¡¡¡¿Podría correrse sobre mi cara con una polla al tiempo que con la otra me meaba encima?!!!
OH MY GOD!!!
Buen domingo para todos
Hola Conrado!,
ResponderEliminarjajajajaja... dos pollones, claro... por lo de "hombres notables", vaya si lo hubiera sido.
Verdaderamente notable, es cuando se te presenta un tío con polla considerable pero también, a la par de vistoso, un "saco testitular" (voto a MK!) que compite en voluminosidad con su aparato peneano. No suele suceder, pero cuando sucede... woof!
Pero lo de las dos pollas ya me parece surrealista... me da la sensación de que no sabría por donde empezar -y menos... por cual acabar-, es que ni en sueños se me han aparecido. Sí, eso mismo digo: OMG!
Totalmente de acuerdo con lo de la bolsa testicular.
ResponderEliminarMadre mía, cuando un tipo con buenos cojonazos se sienta sobre tu cara y te asfixia con las pelotas colganderas. Hum... es que hay torturas ante las que uno no puede resistirse.
Un beso.