Showtime

Una de las cosas que más me gustaba del teatro, desde que era muy pequeño, era el instante en que el telón se descorría lentamente y tras él, aparecía la magia, la luz, dejando paso al asombro completo. Desde que la sala quedaba en penumbras, el corazón parecía saltar, y todos mis sentidos se agudizaban, vigilantes, ante lo que vendría. Era un momento de deliciosa excitación, donde uno pasaba de cierta calma a la expectativa más inquieta, sabiendo que detrás de esa tela aparecería algo deslumbrante. 
La galería de hoy, mucho tiene que ver con ese tipo de emociones. 
La expectación y la excitación sin límites al dejar a la vista lo que uno tal vez ni se imaginaba encontrar nos alerta para la atención más dedicada. Para quienes amamos el suspenso y la observación máxima, esos segundos en que el lienzo se descorre, pueden llevarnos al gozo total. Paladear cada centímetro de piel descubierta, liberar lo aprisionado, volver a mirar, volver a asombrarse...



























































 

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