En su cómoda posición estos hombres tienen un momento de relax compartiendo con nosotros su tranquila desnudez. Casi todas son fotografías apaisadas para captar la pose en toda su extensión sin que perdamos detalle. Estoy seguro que en algunos casos te darán ganas de acomodarte junto a ellos, dejar que su calor te acaricie y sentir de cerca su embriagadora virilidad. Michelangelo también eligió esta posición de gran calma y sensual belleza para plasmar el momento exacto del nacimiento de Adán. Sí, una genial elección.
Mmmmmmmmmm... ¡Los delirios vampirescos salieron a flote con este post!
ResponderEliminarHe de reconocer que en el día a día no voy precisamente fijándome en los cuellos de los varones; y cuando lo hago es porque quiero ver si hay algún rastro de vellosidades que asome de los cuellos de las camisas, provenientes del pecho o de los hombros... pero en la intimidad sí es de esos lugares donde me gusta provocar reacciones; ver cómo mi contraparte actúa, tiembla, gime ó se estremece... además es un lugar que emana unos aromas deliciosos; esa mezcla de perfume y sudor que puede ser el acabose... ¡o el empezose!
Los besos en el cuello son prácticamente el camino a la perdición... porque los sientes y ya no hay vuelta atrás. ¡Te entregas a los placeres y pierdes la noción de tiempo y espacio!
¡Bravo, mi querido Franco! Nos sorprendes con estos tópicos tan lógicos en los que quizás no pongamos mucha atención en esencia; pero basta que nos los pongan en el mapa... ¡y de ahí no hay quien nos saque! ¡Bravísimo de Nuevo, Gaucho de Oro!