El Palacio Aráoz V
Capítulo V – El glorioso hueco
¡Sin duda alguna aquella había sido una
mañana increíble! Toda esa semana anduve confundido y pensativo sin poder creer
lo que había pasado con el Doctor Aráoz, mi patrón. Jamás hubiese sospechado
que mi apariencia física pudiera interesar a otros hombres. No me consideraba
un tipo atractivo. Intentaba discernir esto cuando pasaba frente a un espejo y
me detenía en mi imagen. Evidentemente mi cuerpo, armonioso y musculado,
resaltaba por su firmeza, su juventud y sus formas sensuales, y comencé a
pensar que si el Doctor me había propuesto ser su valet personal, tal vez fuera
por mi buena presencia. En esas cuestiones me encontraba ese día cuando de
pronto apareció Gutiérrez con muy malos humores.
-El Doctor me comunicó que considerará
hacerlo su valet personal – me dijo, con un reflejo de resentimiento en su
mirada.
-Sí, todavía no lo puedo creer, señor.
-No tiene nada de increíble, Gómez – me
dijo recorriendo con sus ojos toda mi persona – He visto pasar muchos como
usted por ese puesto. La misma edad, el mismo aspecto, incluso ese mismo aire
de inocencia… usted encaja perfectamente con las preferencias del Doctor.
-Sí, pero él dijo que...
-Mire, Gómez, por lo pronto, usted tiene
que seguir cumpliendo tareas en este sector, y esta alfombra es una calamidad.
Así que basta de cháchara y póngase a trabajar ya mismo.
-Sí, señor, enseguida – dije mientras
Gutiérrez volvía a entrar en las habitaciones del Doctor.
Cuando fui en busca de la aspiradora,
mascullando contra el Sr. Gutiérrez, me crucé con Paco en la escalera de
servicio.
-¡Hola, Fermín!, ¿pero qué te pasa?
Paco era tan atractivo como amable. Yo me
quedé mirando el nacimiento de sus pelos emergiendo del overol.
-No, no es nada. Sólo que Gutiérrez está
en uno de sus días.
-Qué raro. Conmigo estaba muy tranquilo.
Pero bueno, él es así, nunca se puede saber con él. ¿Adónde vas?
-A buscar una aspiradora.
-Te acompaño, ayer ajusté una. De paso la
probamos.
-Perfecto – dije, y bajamos juntos, yo
feliz por caminar al lado de ese hombre tan hermoso. Al llegar al sitio donde
se guardaban las cosas de limpieza, Paco me dijo:
-No, aquí no está. La aspiradora que
revisé ayer está en el taller. ¿Querés venir?
-Sí, claro – y seguí a Paco fuera de la
casa, camino del taller. Cuando llegamos ahí, Hipólito salía con unos cables y
nos dijo que iba a reparar no sé qué cosa en el comedor de la casa. Quedé solo
con Paco y él me dijo:
-¿Querés tomar algo? Tenemos una heladera
aquí. La iban a desechar, pero la reparamos con Hipólito.
-¡Qué bien!, ¿tenés un poco de agua fría?
Paco abrió el refrigerador, sacó una
botella con agua y una cerveza para él. Me extendió la botella y él abrió la
suya, empinándola sobre su boca. Yo hice lo mismo.
-Disculpá, no tenemos vasos – me dijo
sonriendo con una mirada muy profunda y limpiándose el bigote con el dorso de
la mano. Después me indicó la máquina aspiradora, que aún estaba sobre la mesa
de trabajo:
-Vamos a probarla, enchufala ahí, Fermín -
dijo, indicándome el tomacorriente.
Yo obedecí. Al volver sobre la mesa, Paco
se había desabrochado los breteles del overol y la parte superior de la prenda caía
sobre la cintura, dejando desnudo su espléndido torso. En ese momento mi
respiración se aceleró. Sospeché con vergüenza que él intuía mi turbación y
bajé nervioso la vista.
-Nunca febrero estuvo tan caluroso ¿no? –
dijo dándole otro trago a su cerveza y poniéndose luego la botella fría sobre
la frente.
Miré su pecho. Estaba bañado en sudor. Sus
pelos se arremolinaban en dibujos caprichosos pegándose a sus curvas. Dos
pezones rosados y duros remataban sus pectorales de ensueño. No era muy
musculoso, pero sus formas eran muy sensuales, destacadas contundentemente por la
implacable vellosidad que jugaba una suerte de imán atrayéndolo todo. Paco
encendió la máquina, la probó en todas sus velocidades, le quitó el polvo, la revisó
una y otra vez y finalmente la lustró con un paño por toda la superficie. Él no
se daba cuenta, pero al frotar el paño con esas manos grandes y viriles, estaba
alimentando mis imágenes más fantasiosas. Él se esmeraba en esa tarea,
demostrándome cuán suave y lento se puede acariciar una superficie. Cada tanto
me miraba y me hacía algún que otro comentario sin importancia. Casi no lo escuchaba,
porque estaba prendado de su pecho desnudo, de sus brazos de macho y su sudor
chorreante. Tomó un trago de cerveza y al subir el brazo su axila oscura y
poblada de rizos mojados quedó ante mi vista. Ese olor a hombre sudado,
virilmente invasivo, me tambaleó en mi sitio. Cerré los ojos, como para
aprisionar todo ese aroma tan sensual en mi nariz. El overol, cuya mitad
colgaba a partir de su cintura, se había bajado unos centímetros y se veía
perfectamente el comienzo de sus glúteos y la raya entre ellos. De frente, los
pelos se espesaban debajo de su ombligo y sombreaba de negro todo su bajo
vientre. Podía adivinar su poblado pubis, apenas un centímetro más abajo. Paco
me estaba dando un espectáculo maravilloso.
-Ya está. Como nueva – me dijo dándole el
último sorbo a su botella.
Yo me había quedado como atontado y
completamente mudo.
-¡Fermín!, ¿estás bien?
-¿Eh?, sí, sí, claro... debe ser el calor
– balbuceé.
-¿Estás seguro? – me miró sonriendo. Paco
avanzó unos pasos y se me acercó embriagándome con su olor de macho. Yo
retrocedí instintivamente, y tomando la aspiradora cuan pesada era, me apresuré
balbuceando:
-Gracias, Paco, ya me voy, ya sabés como
es Gutiérrez cuando anda cruzado... – dije tropezando como un niño, y me esfumé
rápidamente.
¡Cielos!, estaba sudando, y no
precisamente por el calor. Mi corazón estaba a mil, y mi verga me explotaba
dentro del pantalón. ¡Y había salido huyendo como un pendejo estúpido! Intenté
serenarme y corrí a lavarme la cara con agua fría.
Esa tarde seguí haciendo mi trabajo
hostigado todo el tiempo por los malos tratos del Sr. Gutiérrez. No entendía
por qué estaba tan contrariado conmigo. La cosa es que no dejó de hacerme sentir
como un inútil y lo peor es que a cada rato me llamaba para impartirme una
nueva orden. Despertaba todo mi odio, y su cara dura y fría empezaba a
representar para mí una verdadera tortura. Así y todo, continué estoicamente
mis tareas aunque las horas finales del turno vespertino se me hicieron
interminables.
Después de la cena me desahogué un poco
con Hipólito, contándole todo cuando por fin estuvimos acostados. Pero después
me dieron ganas de orinar por lo que tuve que salir al baño. Estaba en medio de
un chorro aliviador e interminable cuando sentí pasos en el baño y la sombra de
alguien metiéndose al excusado contiguo. Intenté ver algo por el hueco de la
mampara, pero no distinguí mucho. ¿Sería el hombre desconocido de la otra
noche? Esperé unos minutos, tiempo suficiente para que, aún con mi miembro en
la mano, éste cobrara vida y se pusiera duro enseguida. Instintivamente, dejé
caer mi calzoncillo al suelo. Ahora estaba desnudo. Con una mano me masturbaba,
y con la otra me masajeaba los pezones.
Sin pensarlo, indagué con mis dedos lo que seme ofrecía tan generosamente |
Entonces me incliné un poco, y detrás del
hueco, apareció un culo bastante peludo apoyándose contra el agujero casi con
apasionamiento. El desconocido me lo ofrecía y se lo abría con ambas manos,
dejando expuesto un ojete rojo y húmedo. Me puse de cuclillas y sin pensarlo, indagué con mis dedos lo que se me ofrecía tan generosamente, luego dirigí mi boca al hueco, saqué mi lengua, y comencé a lamer ese culo abierto.
Mi lengua lo penetraba, lo acariciaba, succionaba todo su contorno, sintiendo
como mi misterioso hombre gemía en voz apenas perceptible. Sus movimientos
hacían temblar toda la mampara. Yo me había arrodillado con las piernas bien
abiertas, y para tener mejor contacto, mis muslos se metían un poco en el
recinto de al lado, por debajo de la mampara. Mi verga, agrandada por la
erección quedaba zarandeándose allí, justo en la división de los
compartimentos. El hombre, agachado como estaba y sin dejar de frotarme la boca
con su culo, tomó mi verga con una mano y empezó a masturbarme como loco.
Ensalivó su mano y me bañó la pija lubricándola bien. Entonces me puse de pie,
sin dejar de acariciar el culo dilatado de mi amigo con las manos, y apuntando
mi dura estaca a la zona más blanda de esa abertura rodeada de pelos. Penetré
el hueco ensartando también el caliente hueco humano. La pija se enterró muy
fácilmente en el culo, que había sido lubricado con mi propia saliva. Era
suave, blando, abierto como una vagina, y caliente como un horno.
La mampara se movía alarmantemente,
provocando un ruido acompasado. Ambos resoplábamos intentando contener nuestros
gemidos. Durante largos y silenciosos minutos, la penetración fue intensa y
cada vez más acelerada, hasta que sin aguantar más, supe que iba a derramarme.
Entonces el hombre retiró el delicioso culo y lo suplantó con su boca. Vertí
todo el contenido de mis huevos en los labios de ese hombre. Pensé en Paco y
deseé con toda mi alma que el misterioso hombre que recibía mis jugos fuera él.
Quise saber de quién se trataba, pero no me animé siquiera a asomarme por el
hueco oscuro.
Me subí el calzoncillo una vez calmado, y
salí del recinto. El hombre permanecía aún encerrado y sin dar rastro alguno de
identidad.
Regresé a la habitación aún lleno de
placenteras sensaciones. Hipólito aún estaba despierto.
-Tardaste mucho, Fermín. ¿Te sentís bien?
-No podría estar mejor, Hipólito.
Continuará...
Cada vez se pone mas interesante lástima que duré tan poco el relato
ResponderEliminarSalú la barra!
ResponderEliminarExcelente este minicapítulo Tiito Franco!
Y excelente la foto que elegiste de ese pechazo para ilustar los encantos de Paco!
Don Pepe y Manu se han leído todo , compartan che!
Con respecto al post de ayer realmente muy sexys esos señores. muy mucho.
Un abrazo para todos.
Pd Ortolani sigue en funciones el Glory hole del café? Cuenteme es cierto que Don Pepe pasa horas y horas alli encerrado? Tengo que ponerme al día!.
No sé el Glory Hole, pero el reservado a veces se pone a full...
ResponderEliminarSaludos!
¡Aaay Turquito! ¿Compartir? ¿Acaso te gusta que te cuenten la película antes de verla? Noooo, ¿verdad?
ResponderEliminarLo que si puedo hacer es ahondar en el porqué me gusta el Sr. Araoz. Me gusta ese tipo de personas aristócratas que tienen clase y tiene el poder económico familiar para vivir una vida que es una fantasía para la mayoría de los mortales, y que a diferencia de los hacendados con servidumbre, algunos de ellos cultivados y refinados respetan su persona.
Así se deja ver en el diálogo que entabla con el nuevo mozo, protagonista pobre de relato. Ante todo, le pide su consentimiento y el otro en el delirio, lo consiente pues además el patrón esta buenísimo. En suma, lo tiene todo el cabrón, incluso una suculenta verga y un hermoso culo.
Ese tipo aristócratico que sabe del placer y su forma de jugarlo incluso con otros poderes fácticos, como leeras más adelante, es diferente de aquel que tiene el poder pero no tiene la clase, y raya en lo vulgar.
Sí, sin duda el hecho de haber satisfecho con creces las necesidades básicas de todo ser humano, sólo nos queda o la contemplación monagesca del mundo o el disfrute hedonista de la belleza y con ello el explorarla sin más límites que el consentimiento del otro. Y aquí se separa de esas otras historias como" Los 120 días de Sodoma", de Sade llevada al cine por Pasolini. Una visión interesante la de Paolo aunque fuerte para los gustos de la mayoría, en la cual me incluyo.
Para mí, el sexo como la belleza es fragante como la naturaleza en su máximo esplendor antes de sucumbir en la hipertrofia del pantano.
Pero respeto esos gustos, aunque me mantengo apartado.
¿Conque Ortolani anda de chismoso?
ResponderEliminarPues no importa, porque la visión de tu glory hole es la que he soñado largamente ver. Jeje.
Besos en el orto
Don Pepe
Salúu la barra!!
ResponderEliminarCómo andan todos y cada uno de ustedes bellezones?
Espero que muy bien.
Don Pepe querido: me encanta lo que dices sobre el Sr Araoz, se nota que eres un gourmet dela vida..yo diria un cerdito gourmet( por lo erótico y morbosito jajaja.Aclaro queno pedi avances dela historia, no me malentiendan , lo que pedi es que esas historias de las que hablan , como las de los vecinos, podamos compartirlas todos en el futuro , acá en el café o que las pases por correo si el Tiito Franco lo autoriza.
Con respecto a ver mis aposentos velludos en el glory hole..pues preguntale a ortolani ...el conoce mi anverso y mi reverso jajaja.
O vente a la sucursal Rosario de Vellohomo y podras como Proust "mojar la vainilla" y recordar el tiempo pasado ...jajajajaja.
Hablando de placeres gourmet dela vida, les recomiendo una peli El Gran Horel Budapest, de Wes Anderson.La vi hace unos días y me encanto!
Tiito Franco te tiro una idea , no se si te va o te es posible, estaria bueno agegar una seccion donde hablemos y hasta veamos pelis o leamos libros, y luego lso comentamos entre todos...una especie de cafe literario...donde por cierto podemos abordar temáticas como el erotismo no solo visual, en todas sus formas.
Idea presentada.
Me voy con el orto lleno de besitos, gracias Pepín!
Yo les mando besitos en cajita gourmet como los de lapeli de Anderson...colocadlos donde más gusteis..son besos versátiles...jajaja.
Besotes!
Turco de nuestros amores (aunque mal pagas por tanto abandono),
ResponderEliminarApoyo tu moción. Café literario para todos.
Pasa una gran tarde.
Don Pepe
(regreso en la nochecita)
Un recordatorio, mi querido Turco; de parte del hosco y altanero Señor Gutiérrez; dicho entre dientes y con el ceño fruncido: "¡DOCTOR Aráoz!" Jejeje... ¡A ese hombre habrá que espolvorearle un poco de azúcar glass a ver si se endulza un poquito! Andale, mi querido Rey de la Lujuria; ve y hazle unos cuantos mimos; tú que eres un cargamento de dulce de leche... Al igual que pasó con mi compadre Don Pepe; si llegas a tener dudas o recuerdos de algún cuento de los que nos ha obsequido nuestro bienamado Gaucho de Oro, tú pregunta y yo consultaré en mi hemeroteca porque es muy probable que sí aparezca.
ResponderEliminarHablando de eso, los Buenos Vecinos que tanta algarabía armaron este fin de semana ya están de nuevo de vuenta en casa, en brazos de su padre que tanto lament su partida creyendo que no iba a saber más de ellos... Franco, agradezco muchísimo las palabras de reciprocidad que recibí al respecto. ¡Nuestro cariño es realmente telepático, cibernáutico y otras muchas cosas que acaben en "-tico"!. Eso me supo muy rico porque aquí en México hay un dulce que se llama precisamente así, "Tico" y era de los preferidos por mí en mi infancia: una mezcla de chile en polvo con azúcar que viene en unos tubitos de papel celofán que ibas vaciando poco a poco... ¡nada más de recordarlos se me hizo agua la boca!
Me gustaron mucho tus percepciones sobre el Doctor Aráoz, compadre Don Pepe; tienes razón en afirmar que no todo aquel que tiene su vida elemental cubierta tiene buen gusto para vivir y gozar de los placeres de la vida. Encontrar o conocer a alguien que sí lo logra debe ser una experiencia formidable. ¡Ojalá algún día lleguemos a tener ese privilegio! Aunque creo que no hace falta el triunfo económico o de poder para lograrlo; basta con dedicarle el tiempo merecido a la contemplación y al goce de los pequeños detalles que nos regala el día a día.
Pues la idea que tiene nuestro Turco me parece muy Buena; de hecho hace no mucho tiempo lo hicimos cuando todos vimos y comentamos aquí las películas de Marcos Berger con las emociones que nos provocó a cada uno. Sería muy interesante que pudéramos platicar de libros, canciones, hechos... de aquello que de una u otra forma nos ha conmovido o marcado en el camino. Un ejercicio parecido a ello fue lo que hicimos los caballeros que nos encontramos allá en la bella casa de Don Pepe en la Riviera Maya allá a principios de hace casi dos noviembres. Como dice el maestro Manzanero en una de sus más bellas canciones, "parece que fue ayer"... ¡Espero que alguna vez los hombres que nos reunimos aquí podamos volver a hacer real ese placer de platicar y convivir!
Don Pepe,
ResponderEliminarCuando escribí la saga de Aráoz, lo hice inspirado por un palacio al que asistía con asiduidad. No era amigo del dueño, claro, pero por mi profesión, muchas veces estuve en contacto directo con ese mundo casi inaccesible de familias ricas y poderosas, todas aquí emparentadas con la producción del campo. Argentina tiene un pasado de grandes terratenientes, aristócratas y familias antiguas (patricias) que construían grandes palacios al estilo europeo en los primeros años del sigo pasado. Son proezas arquitectónicas que hoy en día asombran a quien visita estas tierras. Arquitectos y paisajistas del viejo mundo fueron sus autores, a veces, ni siquiera pisaban estas tierras, todo se hacía desde Europa, incluso los mármoles, herrajes, maderas, etc., y todo tipo de obras de arte eran traídas desde allá, y todo ese mundo desapareció con la crisis de los '30. Muchos de esos palacios aún existen y dan cuenta de la cultura de ostentación y abundancia de esa Argentina que en esos momentos era uno de los tres países más ricos del mundo. Quedaron esos testimonios, hoy muchos, edificios del estado, como el caso del Palacio San Martín, hoy Cancillería. Comprendo bien su atracción por el Dr. Aráoz. A mí también me maravilló siempre entrar en contacto con gente que lo ha tenido todo, pero supo aprovechar en su vida tanta riqueza, cultivando su inteligencia y espíritu. Han ido a las mejores escuelas, viajado a los lugares más bellos del mundo, a los más grandes museos, asistido a eventos históricos, albergaron en sus mansiones a visitantes ilustres, grandes científicos, escritores, compositores, pintores, concertistas, filósofos... pero sólo admiro a quienes a través de una conversación te hacen sentir igual a ellos. No abundan, pero al conocerlos, todo prejuicio se esfuma y disfrutas de la riqueza interior que pueden llegar a tener. Muchos son un depósito de sabiduría. Otros te seducen con clase y te hacen sentir maravillosamente bien. Y también otro pequeño número son hombres de una belleza infartante que quieres violar al primer encuentro. (!)
Don Pepe, mis pobres palabras en el relato, quisieron dar cuenta de ese tipo de personajes, especialmente. Me halaga que su sensibilidad haya interpretado ese mensaje y me siento feliz. El Dr. Aráoz, lejos de ser el principal héroe del relato, quiso ser un hombre especial. Poderoso, sí, pero a la vez con todas las debilidades de los hombres comunes, y con un exquisito sentido de la equidad y del respeto por sobre sus empleados. Conocí gente así, repito, a pesar de mis prejuicios y de la terrible mala prensa (la mayoría de las veces justificada) que esa gente de la alta sociedad lleva a cuestas.
Compartimos, además, esta visión..., y me alegro mucho de eso. Como de tantas otras coincidencias.
Turco,
ResponderEliminarUn café literario????
Dios mío, lo único que me faltaba, regentear otro tugurio más.
Pues no sé en qué parte del blog. Me encantaría, la verdad, pero el formato del blog no admite hacer algo así en un lugar fuera del cuerpo central de los post y admitir, además, comentarios. Los comentarios se pueden subir sólo al final de cada post. Por lo que se me ocurre que se pueda crear otro BLOG, y se acceda con un simple click desde VH.
Podríamos hacerlo, pero, queridos, yo paso de organizarlo, que los tiempos no me dan para nada. Si algún otro quiere emprender la tarea, genial.
Y que de paso se lo cuente a Ortolani, que va a estar muy ofuscado con la creación de otro café. (!)
El Hotel Budapest me encantó!!!!!, es raro, pero vi la película en la tele mucho antes de que fuera nominada al Oscar. No entendí muy bien eso. Pero este tipo Anderson es un genio visual. Amo ese tipo de cine.
Manu,
no tienes nada que agradecer, las palabras que te dije en privado, son realmente sinceras, y estoy muy contento de que en todo este tiempo hayas cuidado a mis hijos perdidos.
Ya verás cómo te lo agradecerán. Están pensando en hacer una fiestita sólo en tu honor, tú serás el invitado especial y cada uno te demostrará su gratitud.
(juguemos con esas imaginaciones, pues este café no es otra cosa que una puerta para ejercer los sueños como si fueran reales)
Les mado un gran abrazote a todos. (Me voy a laburar, que yo no pertenezco a la alta sociedad, je)
Salú la barra!!
ResponderEliminarFranquito querido: lejos de mi está el deseo de trarte complicaciones, lo que aporto son humildes sugerencias , que pueden ser aceptadas por su viabilidad o descartadas, por mas que nos guste la idea, por su imposiblidad fáctica , como bien señalas.
Mi idea podria reformularla así: ( si es posible hacerlo , sino todo bien como siempre)se podria subir una peli, no porno por los problemas de censura, erótica o no,pero que despierte nuestro interés.Propongo para ello que podríamos ponernos en contacto contigo por vía privada y acordar que , por ej, una vez al mes haya un post sugerido por uno de nosotros, creado por uno de nosotros y que vos tío solo tengas que subirlo y si deseas aportar algo también puedas hacerlo o coproducirlo o proponerlo a discución , sienpre y cuando el material sea de tu agardo , o sea con derecho a veto, porque esta es y será siempre tu casa , obvio.
Con respecto a los comentarios e intervenciones , las haríamos acá , como siempre, sin inovaciones. Y si esto te insume mucho tiempo , tal vez el hecho de postear un poema o un texto erótico de autores famosos o una peli , elegida dentro de un listado que podrías proponer vos o el columnista invitado del mes y luego se vota y la que salga elegida se postea.
Repito es solo una inquietud , de no ser posible , sabré entenderlo perfectamente.
Desde ya gracias por dejarnos ser parte de este querido café Tiito lindo.
Les mando un cálido abrazo a todos.
Manu,
ResponderEliminarEs obvio que el buen gusto y refinamiento que antaño acaparaba la oligarquía por la formación cultural que le proporcionaba el poder económico heredado, se ha democratizado en los últimos 50 años y aquella (la oligarquía) se ha extinguido o ha sido reemplazada por los nuevos ricos, exhibionistas en lujo pero desprovistos de clase y humanismo.
Debido a esta democratización, bien puedes ver hoy en día, un pobre ilustrado o a un rico, analfabeto (funcional o cultural). Claro que en esto de la cultura y refinamiento, la lectura y el cultivo de las otras bellas artes es fundamental, por lo que ser universitario no es garantía de tenerla , si antes no se ha cultivado en el seno familiar.
Sí, hoy todos podemos acceder a un plato gourmet o darnos el saludable lujo de llevar una dieta paleolítica, aunque la crisis va de nuevo, en forma cíclica, transformando la situación y ahora tenemos que conformarnos con dietas pobreolíticas (jajaja). Hoy podemos gozar de cuerpos fantásticos pero con cerebros vacíos…
En resumen, ya no hay señores de Aráoz… aunque de vez en cuando puedes encontrar al morocho en el arroz.
Pos ya está Turquito, no hay nada mejor que predicar con el ejemplo.El primer post lo harás tú.
ResponderEliminarAsí los decidimos por una nimiedad y por supuesto seremos entusiastas comentaristas. Un libro o una peli. Pero esto exige compromiso pues ya ha habido casos que dejamos colgados a quien sube una película para comentar o a quien comenta y nadie lo secunda.
Y no se me vaya a ir a mitad de la jornada de vuelta al monte o al campo, que esta vez nos vamos todos. jajaja