En su cómoda posición estos hombres tienen un momento de relax compartiendo con nosotros su tranquila desnudez. Casi todas son fotografías apaisadas para captar la pose en toda su extensión sin que perdamos detalle. Estoy seguro que en algunos casos te darán ganas de acomodarte junto a ellos, dejar que su calor te acaricie y sentir de cerca su embriagadora virilidad. Michelangelo también eligió esta posición de gran calma y sensual belleza para plasmar el momento exacto del nacimiento de Adán. Sí, una genial elección.
Nos fijamos en caracteristicas del pene, si es gordo, largo, pequeño, grande, recto, ladeado o curvo. Pero pasamos de largo su calidad "mágica", que hizo que sea reverenciado y adorado en todas las civilizaciones. A parte de ser "dador de vida" es uno de nuestros órganos muchas veces independientes de nuestra voluntad. Crece cuando queremos y él quiere; otras si él no quiere se queda flojito desesperandonos. O se levanta majestuoso si se le antoja poniendonos en situación avergonzante.Es un buen compañero, excelente, pero a veces imprevisible. E IMPRESCINDIBLE.
ResponderEliminarFabrice
Fabrice,
ResponderEliminartu comentario me hizo pensar, porque, ah!, tantas veces ha pasado lo que decís!. Es muy lógico (y frecuente), pensar en nuestro pene como si fuera otra persona, porque OMG!, vaya si parece eso todo el tiempo!, y, además, esa "persona", siempre es un amigo. Es muy raro escuchar a alguien hablar de su pene como si fuera un enemigo. Y como todo amigo, es alguien que al principio de la relación no coincide con los gustos, ni con el ánimo, ni con los tiempos de uno. Hay temporadas de simbiosis total tanto como de alejamiento y peleas. Nada más exacto que eso en la época cuando los dos (uno y su pene), son adolescentes. Sin embargo, esa es la época donde ambos comprueban lo que comentás, que uno no puede vivir sin el otro, y que ese compañerismo es imprescindible.
En fin. Después de un "compañerismo" de 54 años, de TANTAS cosas vividas juntos, tantas aventuras, enamoramientos, desilusiones, fantasías, realidades, llantos y risas (el pene también llora y ríe, claro), parece ser que ahora él y yo nos hemos fundido en una sola persona. No puedo hablar de "él" como alguien ajeno a mí, creo que él soy yo. Y no sé lo que dirá él, digo, si le preguntan tal vez les conteste. Pero no creo.