Los muchachos onanistas

He aquí la historia de Onán, según lo que leemos en capítulo 38 del Génesis:

"Judá tomó como esposa para su primogénito Er a una mujer llamada Tamar. Er, primogénito de Judá, fue malo a los ojos de Yavé, y él lo hizo morir. Entonces Judá dijo a Onán: 'Cumple con tu deber de cuñado, y toma a la esposa de tu hermano para darle descendencia a tu hermano.' Onán sabía que aquella descendencia no sería suya, y así, cuando tenía relaciones con su cuñada, derramaba en tierra el semen, para no darle un hijo a su hermano. Esto no le gustó a Yavé, y también a él lo hizo morir."

Si bien este señor Onán no era exactamente un pajero (sino más bien un "coitusinterruptusero"), supongo que calificar habitualmente de "onanismo" a todo acto masturbatorio o de autosatisfacción sexual, viene a colación de lo de la "semilla derramada" que éste no tuvo problema en desperdiciar. Un temerario recurso que el pobre Onán pagó con su vida, después de todo. Desde esos tiempos bíblicos, desaprovechar la simiente viene aparejada de mortales anatemas y condenas a arder eternamente en el fuego del averno.
En fin. Si esto sigue vigente, me parece que todos aquí nos veremos en el infierno, porque aunque como todo el mundo nos encantaría irnos derechito al cielo, sería imposible renunciar a tan deliciosas prácticas de las cuales siempre estamos echando mano en cualquier momento.
Mientras esperamos nuestro juicio final, observemos a estos bonitos e insalvables onanistas.
















































































Comentarios

  1. El pobre Onan tuvo mal fin porque no le dió "descendencia" a su hermano muerto. Era costumbre del hermano del fallecido sin hijos "cumplir" con la viuda, para que no perezca su nombre. Parecería que pecó por no cumplir con ese mandato, no porque se haya masturbado.
    Con esa mala interpretación han jodido la vida a los adolescentes, cargandolos de culpa por "derramar su simiente" y dando mala reputación a la masturbación.
    Luego viene uno a enterarse que todo el mundo lo hace y que el promedio entre los varones, cualquiera sea su estado civil, es de 3 a 4 veces por semana. Haberlo sabido antes !!!
    Fabrice

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  2. Fernando7/9/18, 4:30

    ¡Venga señores!¡Seamos serios y sinceros! Creo que la cantidad de individuos(as) desde que un antecesor nuestro tuvo manos, o puede que antes; desde que pudo lamerse los genitales... y no lo hizo, puede contarse con los dedos de una mano. Y menos mal, porque si no imaginaos la cantidad de violaciones de todo tipo, y/o la cantidad de gente frenética y fuera de sí por la frustración sexual habría por ahí.
    ¡Qué mierda de religiones y de ansia de poder sobre el otro!...y qué efectivo convertir algo normal, natural y saludable en algo vergonzoso y pecaminoso y amenazar con la ceguera, el infierno y la ira de un ser tan omnipotente y mirón permanente, como IMAGINARIO y aprovecharse así de la ignorancia y la superstición de la pobre gente. Me gustaría haber visto yo por un agujerito a todos esos "rectos hombres": hipócritas (casi todos) y/o fanáticos desequilibrados.
    Una cosa más: En mi opinión calificar la masturbación como una actividad sexual "de segunda clase" es un error. No sé vosotros, pero por mi experiencia, yo he tenido muchas pajas más satisfactorias y plenas que la mayoría de mis polvos. Si me preguntaran cuan fue mi mejor orgasmo si haciéndole el amor a otra persona o a mi imaginación tendía que pensarlo. Mucho.
    ¡Éa!¡He dicho!

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  3. No sé lo que sucede con las nuevas generaciones, pero no conozco gente de mi edad (y menos también) que no haya vivido el maravilloso -y natural- mundo de la masturbación como una cosa vergonzante y culpógena. La masturbación era vista en el seno familiar como una enfermedad de seres malsanos y degenerados. Nuestros mayores que, salvo alguna rara excepción, carecían de la información más básica al respecto cuando no guiados por severos patrones religiosos, eran como una suerte de investigadores domésticos que seguían nuestros hábitos íntimos para descubrir nuestras actividades onanistas. Por supuesto que tenían éxito y la cuestión tenía un significado casi trágico. Pienso que también sufrían. Realmente pensaban que podíamos desviarnos del buen camino. Había -más allá de lo masturbatorio- un tabú muy fuerte con ver todo lo sexual como algo que podía echar a perder a una persona. Eso sí, los mismos detractores de estas conductas lógicas en todo jovencito, eran los que apadrinaban el debut sexual de sus hijos, ahijados y sobrinos, en el prostíbulo de rigor. Eso estaba bien visto, no sólo por los machos de la familia, sino por el sector femenino que en "esas cosas" no consideraba apropiado tener injerencia alguna, claro.

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