El cuentito de fin de mes
(a pedido del público) EL CAPATAZ Al verdadero Luis, quien, ciertamente, jamás leerá este cuento. El auto atravesó el guarda ganado y en pocos segundos estacionó bajo los paraísos, en el parque frente al casco viejo de la estancia. El viaje desde Buenos Aires había durado alrededor de cuatro horas. Bajaron dos hombres: el patrón y el arquitecto. Los perros los habían acompañado con sus ladridos desde la entrada, y uno de los peones, el marido de la casera, los vino a recibir. -¡Buenos días, Don Tomás!. -Hola, Miguel, llevame el auto al galpón y después me lo lavás. Vení que te presento al señor Federico. El hombre alargó respetuosamente la tosca mano. -Buenas, Don – dijo Miguel con una inclinación. El patrón prosiguió, a tiempo que bajaba algunas cosas del auto: -El señor Federico es el arquitecto que viene a ver la casa de huéspedes para arreglar los techos y ampliar las habitaciones, ¿te acordás que te había avisado? El peón asintió con la cabeza, siempre reser...