Desde la primera vez que, siendo niño, me fascinó el torso desnudo de un hombre, sigo asombrándome ante la maravilla de sus formas. Que un hombre se quite la camisa es algo que, al estar aceptado socialmente en ciertos ámbitos, suele pasar desapercibido. Para mí -y sé que para ustedes también- es como si me montaran el mejor espectáculo erótico del mundo.
Buenos días.
ResponderEliminarSegún parece, todos los colores, todos los matices, van bien con un caballero. El post de hoy me transmite tibieza otoñal. Una atractiva sensación de bienestar, tranquilidad. Si el rojo de ayer fué pasión, el ocre de hoy es calma tentadora.
Aunque mirando bien las imágenes, aún en abundancia de matices ocres, hay algunos tíos tan apasionados como entre los rojos de ayer.
Grande Franco, sos un capo.
Besos.
Hola Mehemet,
ResponderEliminarbueno... el ocre también tiene rojo... interesante también, como puede virar este color según el "caballero" y la luz irradiada.
Besos.
Queridos todos,
disculpas que no pueda estar muy presente en el café, ni ayer ni hoy, pero estoy bastante complicado de tiempos!, les mando un fuerte abrazo.
Uuuufffff... qué hombres los que se enmarcan con este tono tan sugerente; empezando por nuestro soberano, Steve... me fascinan esas muecas que le dan un toque chispeante a ese pedazo de hombre; pero no se quedan atrás esos follajes del 5 (que hasta parece que se pueden tocar), el placer que reflejan los dos caballeros de la 10, el varón de la 32 (que creo recordar, es un porn star argentino tremendamente sensual... lo malo es que con la emoción se me olvidó cómo se llama!) y el relax que da la comodidad del hogar en el despatarrado 38... ¡como para llegar con todos y comértelos a placer!
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