En "V"
Hablar de pelos, vellos, peludos y velludos..., y todo lo que tenga que ver con el tema, me encanta, y eso no es novedad para nadie, claro está. Y si en largas trasnoches de café bien hemos hablado, expuesto, opinado, debatido, todo lo concerniente a nuestro interés común que da sentido a este blog, creo que hasta el momento no habíamos abordado nuestros pareceres acerca de un tipo de vellosidad, una muy particular, que en muchas ocasiones vemos en torno a los pectorales masculinos. Tal vez, y sin temor a equivocarme, puedo decir que el pecho del varón es aquel lugar donde la virilidad se nos muestra de una manera exquisitamente atractiva. Y, por supuesto, si los pechos lampiños ya guardan de por sí un encanto especial, ni que hablar de los peludos. Un pecho velludo es, lo sabemos, algo infartante. Ahora bien, desde hace tiempo, entre las distintas tipologías de vellos que adornan esta magnífica parte del macho humano, se encuentra el vello "en V". Sí, la etiqueta es mía, salvo que a algún gourmet de vellos como yo ya haya usado este calificativo. ¿En qué consiste este tipo de vello?, muy sencillo: se trata de esos pelos que se extienden en forma de V saliendo desde el centro de los pectorales y extendiéndose angelicalmente hacia los hombros, prácticamente sin tocar los pezones o dejando libre de pelos la parte inferior de los pectorales. El producto, divinamente pictórico, y que tiende a resaltar las formas musculares de este sector superior del torso, puede tener a su vez, varios dibujos, tipos y formas. Los hay apenas esbozados, los de pelos lacios que también forman dibujos internos en esta forma de V, los contundentes, o sea un par de alas peludas que se alzan hacia arriba y contrastan con la piel exenta de todo vello, en fin..., para el observador frecuente de este tipo de fenómeno, todo esto seguramente resultará muy familiar.
Un ejemplo perfecto de esta especie es el pecho velludo del actor Zachary Quinto, que, además, infarta con esos pelitos alrededor de los pezones, una característica frecuente en los "V".
Y en el porno un exponente embriagador es Joe Parker, del que me estoy volviendo adicto admirador (no es para menos, con esa mirada desarmante que hasta me haría perder la fidelidad que tengo por Ray).
Definitivamente adoro a los hombres que en su pecho llevan esta marca maravillosa y que los transforma en un imán para mi mirada. Los hombres de pecho con pelos "en V", suelen ser jóvenes, ya que estas formas velludas se van desdibujando a medida que los años incrementan la cantidad de pelos. Sin embargo, no es raro que esta V se siga intuyendo en aquellos maduros muy peludos donde esas alas desplegadas siguen siendo muy fuertes.
Pero veamos la galería que preparé hoy, como para tener una idea más acabada (y acabadora) sobre qué estamos hablando, así después podamos cambiar pareceres personales acerca de lo que nos ha provocado este tema:
Mmmmmmmmmmmmmhhh... esta es la V de la Victoria; espero ver dentro de poco otras letras del abecedario; o bien, algún criterio abstracto que nos sirva de pretext para extasiarnos en tan sublimes contemplaciones de los encantos de estos hombres...
ResponderEliminarEstos caballeros tiene imán, definitivamente... Hacen recordar esa positive filosofía que reza "De lo bueno... poco". No lo niego; yo soy también un fanatic irredento de los bosques tupidos y las selvas casi vírgenes; pero estos follajes que brotan entre doradas y sinuosas llanuras son realmente atrayentes, seductores... subyugantes! También invitan al roce casi imperceptible, a la búsqueda de la embriaguez... al derroche de un exquisito placer.
Bien lo has dicho siempre, mi querido Gaucho de Oro: ¡Qué bellos son los vellos! Y más bellos los hombres que mantienen intocables y lucen sus vellos fascinantes.
Por cierto, mi estimadísimo Franco... Por favor revisa tu buzón; creo que ayer en la madrugada llegó un cartero a tu puerta y te dejó un paquete interesante... ¡Tremendo! Por favor revisa...
¡"V"!.
ResponderEliminar¡"Victoria"!.
Esa es la palabra con que puedo celebrar esta muestra de hommbres velludos y bellos. La victoria del verdadero prototipo masculino y varonil: un hombre velludo que atesora su vello original que lo identifica y lo perfuma.
Siempre me tomo la tarea de seleccionar uno, porque de alguna forma este blog me provoca hacerlo sin dejar de considerar muchas otras sensaciones placenteras que me produce.
Como no deleitarse con el soldado de la fotografía # 46. Él y todo su vello disperso por las diferentes partes de su cuerpo, son -como la guerra- implacables.
Así que no me queda mas que citar tus palabras Franco. "Los hombres velludos -sí, con uve- son encantadores".
No me canso de repetirlo y de compartirlo contigo.
Saludos.
Querido Decano Manu,
ResponderEliminarSíiii.... ya recibí el paquete... y...UF! qué paquete... no te respondí vía mail en ese momento, porque tenía las manos ocupadas.
Pero prontito, cuando me deslíe esta semana de todas las tantas cosas atrasadas que tengo por mi trabajo, te escribiré con todo mi agradecimiento.
(Al igual que tantos amigos queridos que me han enviado su afecto estos días pasados..., qué maravilla..., incuso aquellos desapareciditos del mapa, qué delicia!)
Sí, tenés razón, siempre digo ¡qué bellos son los hombres velludos!; pero hoy también debo decir, casi como la frase de un himno ¡qué bella es la amistad! (y sobre todo mis amiguitos queridos)
Dong,
celebremos entonces la victoria...!
Y de paso te comento que tu elección, el precioso #46, denota un gusto realmente exquisito. Ah!, esa cara, esa barba, esa mirada, esas orejitas como para entretener los dientes,... y... ESOS PEZONES.... si están para morderlos por horas...!!! y sí, totalmente de acuerdo con tu apreciación sobre este soldadito, al que le diría, de paso: hagamos el amor, no la guerra. Ese vello, increíblemente sutil... es increíblemente, una mezcla de liviandad y fuerte intensidad.
Sí, compartamos, como decís, después de todo, ese es precisamente el sentido de este blog. O no?
Saludos!!!!
Ja... la V..! si es tambien la letra preferida de mi alfabeto macho!!! Lo era por otra V, la que se define entre el abdomen y las piernas, más en algunos cuerpos que en otros, como se ve en las fotos 18, 27 y ...je, en la 46... es algo así como una punta de flecha señalando el pubis y todo lo que incluye.... ba... como si hiciera falta señalar!!! Esa V es, y creo que alguna vez ya lo dije, la parte de la anatomía que mas me atrae, la primera que busco al ver un hombre desnudo.. el ELEMENTO CONDUCTOR, como se lo llama en los cursos de fotografía al elemento que conduce la vista del observador al punto que se quiere remarcar.. y este ¿gusto? viene desde mi lejana adolescencia, cuando me embelesaba (y masturbaba)con las láminas de estatuas griegas de una enciclopedia Salvat.
ResponderEliminarBueno, a partir de hoy tengo un nuevo motivo para buscar la V en ....donde pueda!!!!
Gracias, Franco... siempre ampliando mis conocmientos!!!
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ResponderEliminarPárrafo aparte se merece el chico de la 60, aunque sólo exhibe la V superior y apenas insinúe la inferior!!!! Hay algún dato más sobre él? Existe en este mundo real alguien asíííí...?...
ResponderEliminarEl niñito Seba tuvo entonces muchas cosas en común con el niñito Deep, mientras éste buscaba material en el Pequeño Larousse Ilustrado, Sebito la pasaba bomba buscando sus V, (cual actuales pokemones) en la Enciclopedia Salvat.
ResponderEliminarY cómo los comprendo..!!!!... en mis años de niñito calentón vivía en un caserón, el de mi abuela, que en aquellas tardes solitarias de avidez masturbatoria sobre el marco contundente de inexorable ebullición hormonal, era requisado por cada rincón en búsqueda de todo aquello que saciara aquella juvenil cachondez. Sobre todo libros, que era lo que más había. La mayoría arrumbados en muebles viejos. De esa época datan mis hallazgos de libros (de bolsillo) sobre sexualidad, como aquel que decía que los onanistas eran gente enferma de personalidad extraviada perfectamente reconocibles por su mirada vaga y marcadas ojeras (!); o aquellas novelitas medio eróticas de los años 50 que se compraban en los kioskos con títulos como "Fiebre de medianoche", "Confesiones de una call-girl"; o incluso, unas revistas sobre teatro que estaban en el altillo desde hacía décadas (del '30, del '40), donde recuerdo haber leído por primera vez la obra "Los invertidos" de José Gonzalez Castillo. El material al que recurríamos en esa época era tan variado como increíble. No sé, tal vez de ahí me vino la efímera vocación de relator erótico que tuve hace años. Pero, hay que decirlo, mis libritos preferidos eran todas las novelitas de Ian Fleming sobre James Bond... pajas reiteradas sobre aquellas páginas bien marcadas, como la escena del ciempiés reptando por el desnudo y velludo cuerpo de Bond. (mejor que en el cine, claro)
El Nº60...?
ResponderEliminarmmmmmmm.... qué cosa maravillosa, verdad???
Sí, tengo datos sobre él, es mi plomero.
(ja, no, es bromaaaaaa)
Síííiiiiiii!!!! la página del cienpies en el libro, y que fue reemplazado por un escorpión, creo, en la peli!!!!! y otra: la descripción de Mellors, el guardabosque de Lady Chatterly, cuando queda a contraluz, con el sol brillando a traves del vello púbico rojo sobre el falo erguido..... y otras mas.. Fanny Hill, o los El, Ella, y Nosotros los tres de un autor anonimo que no dejaba nada para imaginar!!! sobre todo en Nosotros, donde se relataban todas combinacionesa posibles entre los cuatro protagonista!!! ...y ahora, pensando .... no seria vos, Franco, el autor que se escondia bajo el anonimato.?
ResponderEliminarJajaja... el amante de Lady Chatterley, Funny Hill, los del Marqués de Sade y otros tantos, vinieron después, en plena adolescencia. Se los sacaba a escondidas a mis padres, de un rincón escondidísimo en su ropero. Hasta que... lógicamente, me pescaron con todos esos libros en mi mesita de luz.... pobres páginas..., quedaron ajadas de tanto repasarlas una y otra vez.
ResponderEliminarSí, Seba, fundemos el Club de Admiradores de Mellors.