Desde la primera vez que, siendo niño, me fascinó el torso desnudo de un hombre, sigo asombrándome ante la maravilla de sus formas. Que un hombre se quite la camisa es algo que, al estar aceptado socialmente en ciertos ámbitos, suele pasar desapercibido. Para mí -y sé que para ustedes también- es como si me montaran el mejor espectáculo erótico del mundo.
Mmmmmmmmmmhhh... Ya huele a Navidad; y ese aroma tan suculento está aquí mezclado con perfume de Hombre... ¡Eso trae un resultado deliciosamente embriagante!
ResponderEliminarMe gusta mucho en las imágenes vintage ese aire varonil que no necesita de muchos artilugios para ser excitante... Es algo que ya hemos dicho varias veces aquí pero en cada edición es un agasajo comprobarlo. ¡Qué buenos tiempos... y qué buenos hombres los de antes!