El cuentito de fin de mes
- Estudiando juntos - (Relato sobre juventud y ternura) Cada vez que Eduardo me invitaba a su casa a estudiar yo inventaba alguna excusa para no ir. Entonces no éramos amigos y, en realidad, en la facultad yo me juntaba con un grupete con el que habíamos tenido empatía desde el principio de los cursos. Con Eduardo solamente cruzaba los saludos de rigor cuando compartíamos cátedra. En realidad me llevaba unos años, tendría unos veintitrés y yo, que estaba en segundo año de carrera, tenía diecinueve. No es que me resultara antipático, simplemente sentía que no teníamos afinidad alguna. Pero, naturalmente, estaba equivocado. Eduardo era callado, tímido, y parecía un buen tipo. Sus ojos marrones, lejanos y de grandes pestañas, transmitían una melancolía insondable. Era bastante alto, un poco más que yo. Su pelo era muy negro, ondeado y grueso, y por aquella época lo llevaba algo largo. En las clases, cuando olvidaba su timidez, participaba con gran inteligencia. Sus interven...