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Empieza el espectáculo
Desde la primera vez que, siendo niño, me fascinó el torso desnudo de un hombre, sigo asombrándome ante la maravilla de sus formas. Que un hombre se quite la camisa es algo que, al estar aceptado socialmente en ciertos ámbitos, suele pasar desapercibido. Para mí -y sé que para ustedes también- es como si me montaran el mejor espectáculo erótico del mundo.
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ResponderEliminarWaufrid lo dice todo y que bien lo dice.
ResponderEliminarGracias por la galeria y gracias por el texto.
Fabrice
Uy, Parece que Waufrid eliminó el comentario y no pude apreciar el texto al que alude Fabrice. Debo levantarme más temprano...
ResponderEliminarCuando poco oculta y sostiene mucho, promoviendo el deseo más inflamable, la caricia deseada o el mordisco más apasionado con los dientes que pueden librarte de él.
ResponderEliminarTodos despiertan el deseo, desde el más pequeño a los más desgastados y rotos, insinuando el estado de lo que guardan. Algunos avivan el ardor y el deseo por su apropiado aroma, otros desvelan el estado de su contenido por la protuberancia que parece romperlos, y todos forman parte del preludio de lo sublime.
Y pensad! Que fueron inventados para salvaguardar los pantalones! Y se han convertido en la jaula más confortable para el pajaro más atrevido!
Ahora sí!
ResponderEliminarExcelente, Waufrid. Parece una "Oda a los interiores"! no dejaste nada sin observar, hasta los olores. UHHH!