Sí, siempre volverán, son ellos, los "letales". No necesariamente bellos, pero temibles. Temes enamorarte de ellos, temes que te hagan sufrir, temes no poder quitártelos de la cabeza, temes no pensar, temes que te miren, temes que no te miren, temes estar pendiente de sus llamados, de cada movimiento que hagan o no hagan, temes serles fiel, temes que te hagan feliz, temes que te hagan infeliz, y temes muchas cosas más porque son lo que son, adorables hombres letales que te harán sentir único, y temerosamente vulnerable.
No hay erección fea. Ya sea gruesa o delgada, todas me encantan. Me podría quedar horas admirándolas y sin embargo nos lanzamos a ellas hasta agotarlas.
ResponderEliminarSalut Franco ce matin hommage à ce qui fait notre fierté bon choix belle mise en page superbes modèles bisous de Suisse Philippe
ResponderEliminarNo puede ser más explicito:
ResponderEliminarEn el instante, en que estado cerca, mi compañero, un amigo, o un extraño, veo que con facilidad levanta su verga y se le pone rígida y dura, es señal de que me desea y está preparado para demostrarmelo, y ello hace que yo empatice rápidamente.
No hace falte que os jure que viendo esta serie, mi pantalón muestre una holgada protuberancia muy saludable.
Es como un truco de magia. Donde había una cosita, que muchas veces sin tocarla, se yergue un palo, un faro trémulo, y dotado con voluntad propia. No siempre "obedece", se pone rígido sin ser solicitado o al contrario por más que se lo menee se queda quietito. Milagrito de uso propio y de servicio para los prójimos. Parafraseando la canción :" quien tiene un amor que lo cuide, que lo cuide" este amorcito hay que cuidarlo y quererlo.
ResponderEliminarFabrice
Lo de "milagrito", como dice Fabrice, me parece un adjetivo muy bien puesto. Porque ¿acaso no es un milagro de la creación que uno de nuestros bienes más preciados de nuestro cuerpo tenga esa capacidad maravillosa de transformación?
ResponderEliminarEs tan "milagroso" el proceso, que aunque nos quedemos mirando (ver para creer) cada paso de esa inquietante metamorfosis -de pequeño a grande, de flaco a gordo, de corto a largo, de liviano a pesado, de blando a duro, de dormido a despierto, de seco a mojado, de cubierto a desnudo, etc.- nos parecerá siempre increíble.
El de la fotografía número siete bien podría ser mi reflejo...
ResponderEliminar